Intentos Infinitos

Vida pasada. Especial de Navidad

Frente a mí, se alzaban las ruinas de lo que hace unos años debió haber sido una ostentosa mansión, las ventanas estaban cerradas con tablones, y la madera mohosa, enredaderas crecían en las paredes, y aún que el invierno se acercaba en el techo habían agujeros que dejarían entrar la nieve. Volví a mirar a la mansión y negué con la cabeza, esto no debería ser así, no tiene sentido que lo sea. En mi vida pasada vine a esta misma mansión por estas fechas y está si bien solo tenía dos únicos ocupantes, y quizás siempre fue un poco sombría por los gustos del señor de la misma, su sirvienta mantenía la mansión impecable y perfecta.

Aún sin creer lo que veían mis ojos, me encaminé a la puerta y entré a la mansión abandonada, la puerta cedió sin problemas y tuve que cubrir mi nariz por el olor a moho, y humedad que despedía el interior. Al entrar ví que el lugar parecía saqueado, no había muebles y los adornos de las paredes habían sido arrancados. Era obvio pensar que este lugar no ha sido habitado en por lo menos unos años.

Al mirar alrededor llevé mis manos a la cabeza y contuve las ganas de llorar. No sé qué ha ocurrido aquí, este lugar no debería estar abandonado y faltaba un año para la muerte de su ocupante. Esto simplemente no tiene sentido.

Suspire para tranquilizarme, y decidí investigar un poco la mansión, quizás sea capaz de descubrir qué ocurrió aquí.

Abandonó el recibidor, y subo unas escaleras a las que incluso se habían llevado los barandales, mi destino era la recamara principal. Mientras subía las escaleras, escuché unas fuertes toses a las distancia, y me puse alerta.

Agachada e intentando hacer el menor ruido posible subo por las escaleras, a lo lejos las toses seguían y logré discernir que provenían de la recamara principal. Ese justamente mi destino por lo que antes de seguir adelante saque un pequeño cuchillo que tenía oculto entre mis ropas y me cortó levemente la punta de un dedo y dejo que mi sangre empape la hoja.

Lentamente seguí avanzando hasta llegar a la recamara, pego mi oído a la puerta y solo puedo escuchar las fuertes toses de una persona y el crepitar de una fogata. Con mucho cuidado miró por el ojo de la cerradura y pude notar a un hombre de espaldas calentándose en una vieja estufa a leña.

Dude que hacer a continuación, no tenía ni idea de quién era el hombre y no se parecía para nada al dueño de la mansión, pero solo pude ver su espalda, y quizás si lo era. Theodore Lalauri es un hombre muy viejo y enfermo, y quizás en una extraña situación de efecto mariposa este por algún motivo perdió toda su fortuna. Pero de ser así, ¿Dónde está Irma? Ella jamás se alejaría de su empleador y menos aún permitiría que la mansión y su amo lleguen a un estado tan deplorable pese a tener dinero o no. Es por eso que simplemente algo no tenía sentido.

Con cuidado me levanté dispuesta a irme, no creo obtener las respuestas que buscó y aún que es un poco tarde, quizás pueda hacer algo útil con esta vida. Pero típico de legendaria mala suerte, al querer dar un paso piso una tabla mohosa que rompe con mi peso y maldigo por instinto.

(Hombre) ¿quien anda ahí?

Grito el hombre entre fuertes toses.

Mierda... susurré a mi misma mientras sacaba el pie del hueco en la madera.

(Hombre) respondan de una vez, ¿Quién anda ahí?

Empiezo a escuchar sonidos de pasos acercándose, por lo que tome el cuchillo y empapo un poco más de mi sangre en la hoja, me oculto en el punto ciego detrás de la puerta, y esperó a que el hombre salga para darle una sorpresa. Espero y espero, pero solo escuchó las fuertes toses del hombre y el rechinar de la madera ante los pasos lentos.

Cuando las puertas finalmente se abren, veo a un anciano, tenía un grueso gorro de lana en su cabeza y como 10 mudas de ropa sobre él, pero aún con toda esa ropa se podía notar lo flaco y enfermo que estaba. Al verlo tan acabado baje el cuchillo. No era el viejo Theodore Lalauri, solo era un vagabundo que entró a la mansión para protegerse del frío invierno.