Intentos Infinitos

10. Ofresco té pero no misericordia

Me desperté a mitad de la noche, la mansión era muy ruidosa y no creo que pueda volver a dormir.

Fui hasta una pequeña mesa en mi cuarto donde me serví un vaso con agua.

Me senté en una silla, y suspire pesadamente.

(Leonora) Que molesto.

Ahhh cierto, casi olvido mencionar, la mansión esta en llamas.

Mi habitación estaba en un la parte trasera de la mansión, y el fuego aun no llegaba aquí, pero el humo inundaba el aire, lo que empezaba a hacer difícil respirar.

Con leve nostalgia, recordé las veses que había muerto en la hoguera en vidas pasadas.

Por cierto, si una vez se encontraran en una situación similar, procurren respirar la mayor cantidad de humo que puedan, el dióxido de carbono los dejara inconscientes y tendrán una muerte menos dolorosa, que ser quemada viva es molesto como minino.

En ese momento alguien intento abrir la puerta de mi habitación, esta tiene un truco para ser abierta, en la que hay que empujar antes de tirar.

Esto es conocido solo por el pequeño grupo de sirvientes mas allegados a mi, el mismo grupo que sabe que yo soy la verdadera cabeza de la mansión, para todos los demás, yo solo soy la hija no deseada de los duques, y el hecho que ellos ahora esten en la capital para el cumpleaños de su majestad, y a mi me hayan dejado abandonada, alimentaba esa historia.

Los golpes se intensificaron, al no poder abrir la puerta empezaron a golpear fuertemente, sea quien sea, obviamente no era de mi círculo de allegados, y considerando que nadie ajeno a este arriesgaría su vida, solo quedaba una opción, la inquisición finalmente ha venido por mi.

Abrí el armario de mi habitación, saque una gruesa colcha, la empapé con el agua de la jarra y abrí la ventana.

Me tome un momento y me miré al espejo, solo tenía un ligero vestido de seda que usaba como pijama, de verdad saldría con estas fachas?

Me vestí con un vestido mas apropiado y unos zapatos a juego, que antes muerta que sencilla.

Por su lado parece que intentan deribar la puerta.

Yo me envolví con la colcha y salte por la ventana, solo estaba en el segundo piso y entre los trabajos del jardinero hice que ponga una escultura de setos debajo de mi habitación, lo suficientemente grande como para amortiguar mi caída.

Entre las hojas y la colcha apenas me hice daño al caer, además los niños son de goma, por lo que como mucho quizás solo este adolorida mañana.

Me escondí detrás de la escultura, y me puse a observar mi habitación, al poco tiempo parece que lograron derribar la puerta, por lo que las vi la figura de varios hombres.

Desde esta distancia no podía reconocer sus caras, pero la armadura que llevaban era inconfundible, la décimo primera orden de los caballeros de la mano de plata, el grupo que era comandado por ese hombre.

Los ví asomarse por la ventana por lo que habran deducido que salte, por lo que en breve vendrán a por mí.

Sin mucha prisa en realidad, caminé por el patio usando las sombras creadas por las esculturas de setos que cruzaban el jardín.

Llegué hasta mi destino, pero desde aquí podía ver el frente de la mansión, rodeado de sus hombres y de varios de los pobres sirvientes de la mansión estaba ese hombre.

Arthuruz Kalafh, el mas molesto de mis 3 enemigos y la persona que más veses me ha matado.

Excluyendo al desechó humano y al trío de negligentes sirvientas claro está.