Intentos Infinitos

65. Y el agua era un río

Mi cabeza me dolía a morir, y para este punto no estaba del todo segura si era únicamente por la contusión cerebral, pero independientemente a todo, debe pensar rápido.

Mire a mi alrededor, y comencé analizar mi ambiente y crear un plan. Tirados en el piso estaba mi familia, en un estado lamentablemente, y muy cercano a la muerte. En muchas ocasiones ellos solo han sido peso muerto, y en esta lo son una vez más, sin embargo he tomado una decisión y no la voy a cambiar. En este momento, el lugar más seguro para ellos es devuelva a una de las celdas o dentro de la habitación blanca donde encontré la nota, cualquiera de las dos me sirve.

Al alzar un poco la vista, ví a Irma de pie frente a mí, a la espera de una orden. En situaciones normales, tenerla a ella era más que suficiente para que las cosas estén a mi favor, más ahora que sé que ella posee la evasiva magia del tiempo, y muchas de las cosas que nunca tuvieron sentido ahora lo tienen. Sin embargo, y típico de mi legendaria mala suerte, ella ha perdido su capacidad de hacer esa magia. Irma es fuerte, es mucho más fuerte que cualquier persona ordinaria, pero la inquisición no son personas ordinarias.

Al mirar a mi costado, fijé mi atención a la pared de piedra. Lucius obligó a Calibrocha a llenar las paredes de maná, y ahora hay altas probabilidades de que explote si se usa magia a su alrededor, quizás no explotara del próximo hechizo, pero cada uno que se realice, será lo mismo que arrojar cerillas encendidas a un barril lleno de pólvora.

Al bajar la vista, mire mis propias manos. En mis palmas, los ojos estaban abiertos. Me quedan dos cargas de [Carbonizar] pero he agotado los cigarros, dejándome únicamente con dos únicos tiros. Deseaba usar uno con Lucius, quizás si él muere primero sea posible entablar una conversación con Calibrocha, o en el peor de los casos, y esta resultará ser más fuerte que Irma, usar un tiro en la propia Calibrocha y tener como pararle los pies. Sea como sea, necesito los dos tiros, o uno como mínimo.

Habiendo terminado de evaluar todo mi alrededor, concluí que todo estaba en mi contra.

Al haber asimilado ese hecho, el dolor de cabeza se despejó un poco, e hice tronar los huesos de mi cuello. Mehh, casual. Cómo si alguna vez hubiera tenido las cosas a mi favor.

(Irma) señorita Leonora, ¿ha decidido que vamos a hacer?

La voz de Irma me ayudó a centrarme. Debo pensar en un plan para salir de esta situación. Sin embargo, siempre he sido muy mala improvisando y creando planes sobre la marcha. Cuando soy obligada a improvisar, siempre termino creando planes de mierda.

Los segundos seguían pasando, y tomando en cuenta el tiempo que pasamos caminando en el pasillo subterráneo, y lo lento que avanzará la inquisición debido a su número y su cautela, aún me deben quedar cerca de 20 minutos para crear y ejecutar un plan. Aunque reiterando, solo se me ocurren planes de mierda.

En ese momento, mi mente se despejó y el dolor de cabeza se retiró un poco más. Había tenido una extraña revelación sobre mi situación.

(Leonora) Irma, creo que tengo un plan.

Ante mis palabras, ella asintió. Por su expresión debe pensar que he creado a la madre de los planes maestros, aunque nada más lejos de la realidad.

Di un paso atrás, mire a las celdas de nuestro alrededor y sonreí ligeramente.

Cuando estás con la mierda hasta el cuello, un plan de mierda no suena tan mal.

🌙🌙🌙

Los pasos de un gran número de personas se escucharon retumbar por el suelo de piedra. Las paredes producían un peculiar eco que expandía a la distancia, e incluso dónde nos encontramos se podían escuchar parte de las órdenes de un ansioso inquisidor escupía a sus hombres. "Registren cada celda" "No dejen un rincón sin comprobar" "No se separen y avancen con cuidado". Su avance era lento pero metódico, lo que nos dejó mucho tiempo para maniobrar, pero no mucho espacio.