46. Animal nocturo

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(León) dime entonces, ¿Cuando tiempo debo seguir esperando? Los planes están al punto, y las venganzas preparadas.

(Leonora) vas a esperar lo que yo diga, aún no es el momento.

(León) deberíamos tomar medidas más drásticas, si solo robamos habilidades de los condenados a muerte nos podría tomar años conseguir algo bueno, además, ya hemos desperdiciado mucho tiempo.

(Leonora) no soy una asesina despiadada, tengo mis reglas y mi moral, las cosas se hacen como yo digo.

(León) ¿y como nos ha ido? ¿Estamos más cerca o más lejos de ganar?

(Leonora) mis reglas y mi moral, son pautas simples, pero inamovibles, estás normas me han protegido de perder completamente la cordura, es por eso que me aferrare a ellas hasta el fin de mis días.

(León) solo espero que tengas razón.

Agite mi cabeza, y aleje estos pensamientos de mi mente, creo que ya domino la voz de León, y la capacidad de cambiar de voz de un momento a otro, antes de ésto, tenía que beber un poción muy amarga para cambiar mi voz, pero gracias a la habilidad, me va ser más fácil. Terminé comprobar el estado de mis experimentos en el laboratorio, y me dispuse a salir con dirección al aula de disección anatómica.

Mientras caminaba, pensé en Barran, creo que soy capaz de entender el porque se volvió loco.

Actualmente, las cosas no podrían irme mejor, después de un par de donaciones, y un poco de labia, he conseguido llegar al punto en que no necesito asistir a clases, me he vuelto algo así como el asistente del profesor de anatomía, y gracias a eso me libra de cosas tan molestas como asistir a un club, o al consejo estudiantil.

También tengo una buena relación con la profesora de alquimia, y junto a la recomendación del director después de haber financiado una remodelación a la cocina del instituto, he conseguido las llaves del laboratorio de alquimia, y puedo realizar un par de experimentos por la noche, obviamente debo reportar a la profesora y al instituto de mis descubiertos, pero digamos que me guardo los mejores para mí.

Nereida me permite faltar a sus clases de ética y moral, y junto a qué he superado el programa de enseñanza del instituto en materias como historia, matemáticas, comercio y sociales, ahora me he convertido en un estudiante bastante especial, asisto al mismo tiempo que no, soy más un interno del instituto que otra cosa, como un becario que paga por estar aquí, algo curioso si lo pienso de esa manera.

Después de caminar un poco, me topo con un de los guardias que estaba en sus rondas, me saluda con la cabeza y yo le devuelvo el saludo, ellos ya están acostumbrados a verme pasear a altas horas de la noche, para mí este se ha vuelto el mejor momento para trabajar y pensar.

Salgo al patio, y me dirijo al edificio anexo que es la bodega de cuerpos del departamento de anatomía, antes de mí llegada, este lugar era de la mitad de tamaño, y los cuerpos ahí guardados llevaban tanto tiempo en formol que habían perdido el color, además estaban tan remendados que se perdia el punto de practicar disecciones con ellos, ahora gracias a mis tratos con los condenados a muerte y que estos donen sus cuerpos a la academia, junto a tratos con la funeraria, y que me sedan los cadáveres no identificados, hay una buena cantidad de cuerpos para reemplazar a los viejos.

Mientras sacaba mis llaves y abría la puerta, pienso en el alivio que fue el haber mejorado la calidad de vida de las personas de las afueras del muro, recuerdo una ocasión en que familias de bajos recursos, estaban dispuestos a vender los cadáver de sus familiares con tal de tener algo que comer.

Apartó esas ideas de mi mente, y antes de entrar miró al cielo nocturno, hay unas cuantas nubes, pero ni una señal de tormenta, y necesito una para hablar con el caballero de los pulmones sanos. Doy media vuelta y entro al edificio, a la entrada del mismo, hay una gran aula tipo auditorio donde se dan las clases a los de tercero, junto a conferencias en los que los pocos eruditos del tema se reúnen a discutir sus teorías.

Intentos InfinitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora