No me sueltes

Capítulo 39

- Aún no puedo creer que Dan haya hecho la vuelta más rápida ayer - comentó Michael mientras subía el cierre de su campera.

- Anduvieron bien. Nosotros, bueno, mejor no comentar - le hice cara de disgusto.

- Es verdad - miró dentro de la habitación - ¿Tenes todo?

- Sip - respondí mientras guardaba el celular en mi cartera.

- Vamos entonces - sonrió.

Dejamos todo en condiciones y salimos del cuarto para caminar hasta el ascensor. Justo que las puertas se estaban cerrando, escuchamos una voz que pedía que esperáramos. A los pocos segundos entraron Charles y Charlotte agitados por haber llegado corriendo.

- Hola - saludé amistosamente.

Instantáneamente sentí una mano en mi cintura y los ojos de mi jefe fueron hasta ahí. Una sonrisa apareció en mis labios.

- Hola chicos. Gracias por aguantar el ascensor - saludó la novia del piloto.

- No hay problema - respondí.

- ¿Van a desayunar? - cuestionó Leclerc.

- Si. Pero vamos a salir. De paso recorrer Monza.

- Y posiblemente nos escapemos a Milán - agregó Michael.

- ¿No tenes que trabajar Lía? - la cara del monegasco fue de sorpresa al escuchar nuestros planes.

- Nope. Hasta el jueves no - lo miré - Asique no te tengo que cuidar. Podes estar tranquilo con Charlotte.

- ¿Y si necesito algo?

- Lo llamas a Mattia.

Charles me miró serio y no respondió. Por suerte llegamos al lobby y pudimos salir del ascensor.

- Que disfruten el día - habló ella.

Los saludé con la mano e Italiano tomó de ella para entrelazar nuestros dedos. El clima en la ciudad era bastante fresco. Por suerte estábamos bien abrigados. Caminamos hasta el estacionamiento donde nos dirigimos hasta un Renault, esta vez de color negro.

- Bueno, éste es más discreto - reí.

- Se lo pedí a Dan - comentó mientras abría la puerta - El amarillo llama mucho la atención.

- Bien de la personalidad de Ricciardo.

- Tenes razón.

Le di un beso en la mejilla antes de acomodarme en el asiento y Michael sonrió embobado. Rodeó el auto y se acomodó detrás del volante.

- ¿Querés que vayamos directamente a Milán?

- Si, así paseamos más tiempo por allá - lo miré - Pero te voy a tener que cuidar. Te van a confundir con un modelo.

- Ay, amor... - sus mejillas se tiñeron de rojo - Confieso que tuve un pasado...

- ¿Qué? - giré sorprendida para verlo.

- Bueno - arrancó el motor y comenzó a manejar - Fue hace mucho. Mi hermana me inscribió en un concurso y yo lo tomé a modo de broma. Sin pensar en que podía ganarlo. Tenía 22 años.

- ¿Y? - lo animé a continuar mientras ponía una mano en su nuca y acariciaba su cabello.

- Gané - escuché su carcajada dentro del auto - En ese tiempo no me importaba salir de mi trabajo diario y probar cosas nuevas. Para ese momento ya había recibido llamadas de agencias de modelos, pero me lo había tomado todo con calma.