Capítulo 34

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- ¿Realmente es necesario que ella esté todo el tiempo por acá?

- ¡Trabaja conmigo Charlotte! Claro que tiene que estar.

Mi puño quedó a centímetros de la puerta del box privado de Charles cuando escuché esas palabras en francés. Si, lo entendí perfecto.

- ¿Y si yo te pido que te distancies de ella? ¿Lo harías?

Silencio en el cuarto. Mis ojos se abrieron sorprendidos aguardando por alguna respuesta.

- No. No puedo - dijo el piloto y se me escapó un jadeo de sorpresa.

- Si podes. Pero no querés.

Se escuchó el arrastre de una silla y miré para los costados a ver si había algún escondite cerca así no descubrían que los estaba escuchando.

- Si no me querés perder, pensa muy bien como vas a actuar con ella. Me voy al comedor.

La voz de Charlotte se hizo mas fuerte y di tres pasos largos hacia la derecha. Frené y giré de nuevo para la puerta de Charles. Justo se abrió cuando estaba llegando otra vez hacia la madera.

- Hola Charlotte - saludé lo más amable que pude.

- Hola - respondió y pasó a mi lado sin mirarme.

La seguí con mi vista y escuché un suspiro a mi lado.

- ¿Está todo bien? - cuestioné al piloto.

- La verdad, no.

- ¿Querés hablarlo?

- Es difícil, Lía - lo miré - Pero ya voy a solucionarlo.

- Sabes que lo que tenes que hacer ahora es que concentrarte porque enseguida subís al monoplaza. Tu cabeza tiene que estar lo más despejada y relajada posible. El finde pasado obtuviste otro buen resultado en lo que va del año. Ahora en Barcelona tenes que repetirlo.

- Lo sé. Lo sé - resopló - Voy a tranquilizarme.

- Sabes que contás conmigo para lo que sea, ¿verdad? Si necesitas hablar...

- Gracias. En serio - asintió - ¿Qué haces por acá?

- Ah, cierto - reí - Te venía a buscar para ir a grabar el challenge de ésta semana.

- Dame unos minutos y voy.

- Bueno - lo miré nuevamente - Charles...

- ¿Si?

Sus ojos verdes se encontraron con los míos y me acerqué a abrazarlo. Apoyó su cabeza sobre la mía y exhaló suavemente.

- Te espero en el hospitality - dejé un beso rápido en su mejilla y me alejé de él.

Mientras iba caminando por la calle del paddock, apareció frente a mi una triangular espalda muy conocida. Sonreí y apuré el paso.

- ¡Hola vos! - saludé.

- Hola yo - Michael giró para enfrentarme y me sonrió - ¿A dónde vas Bonita?

- A grabar un video ahí - señalé el salón - ¿Recién llegan?

- Si. A alguien le costó salir de la cama hoy...

- Al menos yo no me paso horas peinándome el jopo - escuchamos la voz de Ricciardo acercándose.

- Es envidia que tenés con mi pelo - respondió Italiano.

- ¿Envidia? Mirá los hermosos rulos que tengo - Dan sacudió la cabeza.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora