Capítulo 28

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Salí del hotel llevando mi equipaje hasta el estacionamiento donde me estaba esperando Michael en un auto.

- ¿Alguien pidió un chofer? - preguntó bajando del Renault amarillo.

- Yo. Y me enviaron al más lindo de todos - contesté y escuché su carcajada - ¡Hola!

- Hola Bonita. ¿Descansaste bien?

- Por suerte si. Apenas toqué la almohada, me desmayé. ¿Dónde están los demás?

- Nos dividimos por los autos - comentó mientras guardaba mi equipaje en el baúl - Les tocó ser niñeros de Dan por ésta mañana.

- Pobres, lo que se tienen que aguantar - ambos reímos.

- ¿Lista?

- Nope - me miró sin entender - Me falta mi beso.

- Ups, pero que mal educado que soy.

Se acercó para abrazarme y me besó tierno.

- Ahora si - susurré sobre sus labios.

Sonrió y me abrió la puerta del acompañante para que subiera. Minutos después estábamos en la carretera para alejarnos de la ciudad.

Viajamos por casi una hora hasta que llegamos a un complejo de cabañas privadas.

- Wooow, que hermosa vista - dije mirando por la ventana.

- Tenemos cerca un lago para ir a hacer paddleboard y también está el camino para subir a ese pico - señaló la montaña más cercana.

Estacionó al lado del otro Renault y apagó el motor para bajarnos del auto. A los pocos segundos Dan salió a recibirnos.

- ¡Hola tortolitos! - se acercó a darme un abrazo mientras Michael desocupaba el baúl - Bienvenidos. Ya nos dividimos los cuartos.

- Dejame adivinar; ¿Te elegiste el más grande? - preguntó Italiano.

- No, querido amigo. Ésta vez fui bueno y se la dejé a ustedes. Salvo que no quieran compartir y te quedes a dormir conmigo, Mike.

- No. Gracias. Quiero descansar de tus ronquidos - respondió riendo - Lía, ¿te parece bien que estemos juntos?

- Yo no quiero aguantar los sonidos raros de Ricciardo - negué - Puedo compartir la habitación, pero vos dormís en el piso.

- Uuuuuhhh - exclamó Dan.

- ¿En serio? - cuestionó Michael con un puchero.

- Mentira Bonito - me acerqué a él y le susurré - Tengo otros planes con vos en una cama.

Instantáneamente el entrenador se puso colorado y escuchamos la carcajada estruendosa de Daniel detrás nuestro.

- No quiero saber que le dijiste para que se pusiera así. Mejor entremos.

Tomé mi valija y seguí a Dan hasta nuestra habitación. Era realmente preciosa. Tenía un ventanal enorme con vista hacia las montañas.

Sentí los brazos de Michael que me rodeaban en un abrazo y sonreí.

- ¿Estás bien? - me preguntó mientras me daba un beso en el cachete.

- Sip, porque estoy con vos - giré para quedar frente a él y coloqué mis manos en su cuello.

El entrenador sonrió tierno y se acercó para besarme.

- ¿Qué estás haciendo conmigo? - susurró sobre mi boca y me derretí.

- Te quiero - tironeé de su labio inferior.

- Y yo te quiero a vos - contestó antes de profundizar el beso.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora