Capítulo 23

1.3K 68 8
                                    

- Nos vemos en Mónaco la semana que viene, ¿si? - susurró Michael en mi oído mientras me abrazaba.

- Venite conmigo - me escondí en su cuello - Porfa.

- Ojalá pudiera, linda.

Anunciaron por los parlantes del aeropuerto que ya tenía que abordar el vuelo.

- Te quiero - le dije mirándolo a sus ojos.

- Te quiero Lía - respondió sonriendo.

Me apretó entre sus brazos y unimos nuestros labios en un beso tierno. Me separé de él y saludé con la mano a Dan, que estaba alejado de nosotros. Él me devolvió el gesto con una sonrisa. Entregué el pasaporte y el ticket para que controlaran todo y volví la vista a Michael. Sentía que un pedacito de mi corazón se quedaba acá, con él.

Subí al avión y me acomodé en el asiento. Suspiré y miré por la ventana. Definitivamente la decisión de haber venido hasta acá de sorpresa fue la mejor que tuve en mucho tiempo.

----------

Tras un largo vuelo por fin llegué a Maranello. Luego de teclear un mensaje a mi australiano favorito que ya estaba en tierras italianas, fui en busca de un taxi para ir al hotel.

Entré con mis valijas al lobby y me encontré con Charles sentado en un sillón.

- Hola Lía - saludó mientras se acercaba.

- Hola Leclerc - le sonreí cansada.

- ¿Qué tal el vuelo?

- No veía la hora de llegar - reí.

- ¿Ya cenaste?

- No - negué - Solo quiero bañarme y acostarme.

- Deberías de comer algo.

- Capaz pida servicio a la habitación - contesté al mismo tiempo que agarraba la tarjeta.

- ¿Te ayudo? - preguntó mientras agarraba una valija.

- Te lo agradezco mucho.

Fuimos hasta el ascensor mientras me contaba sobre lo que había hecho ese día en la fábrica y sobre los nuevos detalles del auto. Entramos a la caja metálica y presione el botón del piso donde me hospedaba. Me apoyé en una de las paredes y nos quedamos en silencio mientras subíamos.

- Este lugar me trae recuerdos - susurró - y muy buenos.

- Estaba tratando de no pensar en ello - empujé su hombro suavemente y él rió.

Me miró y movió sus cejas en forma sugestiva mientras sonreía.

- Basta Charles - contesté riendo.

- Aahh, pero en ese momento no decías que no.

El sonido del ascensor anunciaba que habíamos llegado a destino. Salvada de éste momento incómodo por la campana.

Arrastramos mi equipaje por el pasillo hasta llegar a la puerta de la habitación. Pasé la tarjeta por el lector y entramos. Dejamos todo en el piso y apenas vi la cama, me tiré sobre ella.

- Que lindoooo - dije con la cara aplastada en el colchón.

- ¿Necesitas algo más? - cuestionó Charles mirándome divertido.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora