Capítulo 20

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Llegué al aeropuerto de Perth y salí del avión con un nudo enorme en el estómago gracias a los nervios. Dan le había pedido a sus padres que me fueran a buscar para luego ir a su granja con la excusa de llevarles comida. Por suerte el piloto me había mandado fotos de sus papás, aunque igualmente ya los había visto en el paddock. Ellos ya me estaban esperando en la sala de arribos internacionales con un cartel con mi nombre y ése gesto me pareció de lo más tierno. Me acerqué a saludarlos arrastrando la valija y mi inseparable mochila.

- ¿Señor y Señora Ricciardo? - pregunté tímidamente.

- ¿Lía? - cuestionó Grace y asentí - ¡Bienvenida a Perth!

- Muchas gracias - contesté abrazándola - Disculpen que los haya molestado por esto.

- No es molestia, niña - dijo Joe - Veni, el estacionamiento es por acá.

Fuimos hasta el auto y acomodé mi equipaje en el baúl.

- En serio le llevan comida - comenté riendo.

- Si, es que ya se estaban quedando sin provisiones - contó Grace mientras nos acomodábamos en los asientos.

- ¿Qué tal el vuelo? - preguntó Joe arrancando el auto.

- Largo - dije en un suspiro - Pero sé que vale la pena.

- Seguro que si - Grace me guiñó el ojo - Danny nos contó el porqué de tu visita. Michael no ha dejado de hablar de vos cada vez que los hemos ido a ver.

Miré por la ventana con una sonrisa al mismo tiempo que sentía arder mis mejillas.

- Él es como un hijo para nosotros - dijo la Sra Ricciardo - Nos alegra verlo feliz.

Estuvimos hablando durante el viaje hacia la granja. Me contaron de su vida, como se conocieron y como llegaron hasta donde están ahora. Se notaba que era una familia muy unida y que siempre se apoyaban en todo.

- Ahora le aviso a Danny que estamos llegando - informó Grace tecleando en su celular.

Mis nervios se hicieron presente nuevamente y minutos después estacionamos frente una hermosa casa. Joe y su esposa me dijeron que esperara en el auto y ellos bajaron.

Dan salió por la puerta y se acercó a ellos para abrazarlos. Grace le susurró algo en el oído y el piloto miró hacia el auto, donde estaba yo. Me saludó con la mano y me hizo señas de que esperara.

- Mike, ¿podes venir a ayudarnos? - Dan gritó hacia la casa.

Segundos después Michael apareció y fue hacia el matrimonio Ricciardo para saludarlos. Con solo verlo, mi corazón empezó a latir más rápido.

- Las bolsas están en el baúl - dijo Grace y esa era la señal.

Cuando vi que ambos amigos venían hacia el auto, bajé del mismo y me quedé parada al lado de la puerta.

- ¿Lía? - preguntó Michael mirándome.

Su cara era todo un poema. Le sonreí y él trotó hacia mí. Me abrazó y me hundí en su pecho.

- ¿Qué haces acá? - cuestionó apenas separándose para mirarme.

- ¿Sorpresa? - respondí mientras le sonreía.

- La mejor, sin dudas - dijo.

Puso sus manos en mi cara y se acercó a darme un beso tierno.

- Te extrañé - susurré sobre sus labios.

- Yo también, Bonita - me respondió con una mirada dulce - Yo también te extrañé. Y mucho.

- ¿Ya me puedo acercar? - preguntaron cerca nuestro y reímos.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora