Capítulo 52

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Le saqué el libro de las manos a Michael y me subí a horcadas de él mientras le agarraba las mejillas y le llenaba la cara de besos.

- Feliz cumpleaños, amor de mi vida - dije mirándolo embobada.

- Gracias Bonita - respondió con una sonrisa y colocó sus manos en mis muslos.

- Feliz vuelta al sol al hombre de mi vida, con el que comparto sueños y con el que deseo un futuro eterno. Sueño con celebrar infinitos cumpleaños a tu lado. Que la vida te colme de sorpresas y bendiciones cargadas de cariño, paz y mucho amor. Para que éste, otro capítulo y nueva década en tu vida, lo puedas disfrutar con mucho amor y felicidad. Te mereces todo lo mejor siempre porque sos una persona muy especial. ¡Feliz cumpleaños al mejor novio del mundo! ¡Te amo demasiado!

Michael me miraba con los ojos brillosos mientras le hablaba y me abrazó para esconderse en mi cuello.

- Gracias mi amor. Que hermosas palabras. Gracias por estar hoy conmigo, compartiendo este día. Gracias por ser parte de mi vida. Sinceramente no me imagino a otra persona a mi lado que no seas vos. Me haces muy feliz y un mejor hombre. ¡No te das una idea de lo mucho que te amo, Lía!

Me alejé apenas para buscar su boca y besarlo lentamente, mordiéndole suavemente el labio inferior. Sentí subir sus manos por mis muslos y depositarlas en mi espalda baja, donde dejó caricias.

- Dame un ratito. Tengo que buscar algo - susurré y le di un rápido beso antes de levantarme e ir a la cocina.

Allí me saqué la remera y el short que usaba de pijama para dejar a la vista el conjunto de lencería sexy azul oscuro que había comprado hacía pocos días para esta ocasión. Solté mi pelo, dejándolo caer a un lado por sobre mi hombro izquierdo y decidí quedarme descalza.

Busqué en la heladera una cajita que contenía un pequeño muffin de chocolate y le coloqué la vela encendida encima en forma de decoración. Caminé despacio nuevamente hacia la habitación y al llegar a la puerta empecé a cantarle el feliz cumpleaños. Al escucharme, Michael giró para verme y abrió la mandíbula sorprendido.

- ¿Ese es mi regalo? - me señaló.

- El azul te queda bien - le guiñé el ojo - Después te lo probas.

- No, eso va a quedar mejor en el piso - sonrió pícaro.

- Pedí un deseo - dije mientras me arrodillaba en la cama a su lado, sosteniendo su muffin.

Mi novio cerró los ojos y se tomó unos segundos para pensar. Cuando terminó, sonrió nuevamente y sopló la llama de la vela.

- Feliz nuevo cambio de década - le di un beso tierno.

-¿Puedo disfrutar de mi regalo ahora? - preguntó con la voz ronca.

- ¿No querés comer el postre primero?

- Prefiero comerte a vos - respondió agarrando el pastelito - Pero se me ocurre algo.

Sin dejar pasar un segundo más, aplastó el muffin contra mi pecho haciendo un gran enchastre sobre mi piel.

- ¡Michael! - reí.

Se acomodó encima mío tratando de no mancharse y me miró desde su posición, apoyando sus antebrazos en el colchón.

- Este va a ser mi postre favorito - comentó antes de pasar su lengua por la cima de mis pechos para empezar a limpiar los restos del bizcocho.

Coloqué una mano detrás de su nuca y con la otra agarré su cabello para tironearlo suavemente al mismo tiempo que abría más las piernas para que se ubicara mejor entre ellas e involuntariamente me moví, generando una pequeña fricción entre nosotros.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora