No me sueltes

Capítulo 24

Al finalizar la semana ya teníamos todo definido para la temporada 2020, los lugares donde se iba a correr y cuales eran los protocolos a seguir. Iba a ser bastante fuerte y raro ya que nos dijeron que el personal de los equipos iba a ser reducido al igual que los medios de prensa, el público no iba a estar presente y no se iba a poder tener contacto con otra gente. Se iba a implementar una especie de burbuja y esperar a que funcionara.

El trato con Charles siguió dentro de todo de lo más normal, aunque habíamos puesto ciertos límites. Sin embargo había cosas que no podía cambiar ya que en este momento estaba sentado a mi lado sosteniendo mi mano mientras el avión se movía mucho de regreso a Mónaco.

- ¿Cuánto falta? - pregunté en un hilo de voz.

- 10 minutos y llegamos - contestó mirando la pantalla chequeando la información.

Pasado el tiempo, casi me tiro a la pista para besar el suelo cuando aterrizamos.

- Graaaaaacias Dios, Alá y Onur - sentí la risa de Charles a mi espalda.

Tomamos nuestras valijas y salimos del aeropuerto. Al cruzar las puertas del mismo me encontré con Michael apoyado en el Aston Martin de Daniel. Apenas lo vi, fui corriendo hasta él dejando las valijas tiradas y a Leclerc parado junto a ellas.

- Hola Bonito - lo abracé fuerte.

- Hola linda - rió - Ouch. Me estás haciendo doler.

- Perdón, es que... - sentí arder mis mejillas.

- ¿Todo bien? - me miró preocupado.

- Fue un feo vuelo - la voz del monegasco se hizo presente detrás mío.

- Hola Charles - Michael le tendió una mano y el piloto la aceptó - ¿Muy malo?

- Se movió bastante - contestó - Asique ahora te toca cuidarla.

- Será un placer hacerlo - respondió el entrenador mirándome y yo sonreí.

- Gracias por todo, Charles - fui hasta él y le di un abrazo rápido.

- ¿Te llevamos? - preguntó Italiano mientras cargaba mi valija en el baúl.

- No, te agradezco. Mi novia ya debe estar por llegar.

- Saludala de mi parte - contesté moviendo mi mano al mismo tiempo que subía al Aston.

Michael se acomodó en el asiento, me miró y sonrió.

- ¿A su casa, señorita?

- Si, por favor.

Arrancó el auto y nos fuimos de ahí. Mientras íbamos en el camino, colocó su mano en mi muslo.

- Mañana sábado hacemos un festejo adelantado por el cumple de Dan, que en realidad es la semana que viene.

- Como les gusta festejar adelantados a ustedes.

- Es que justo cae a mitad de semana, a pocos días de la primera carrera. Se tiene que concentrar en ello...

- Está bien, entrenador - contesté y él rió.

Estacionó frente al edificio y apagó el motor del auto.

- ¿Te quedas a cenar? - pregunté sentándome de costado en el asiento para mirarlo.

- Bueno - me sonrió e igualé su gesto.

Me acerqué a depositarle un beso tierno sobre sus labios.

- Te extrañé - susurró.

- También te extrañé, Bonito - acaricié su mejilla y acortó la distancia para besarnos nuevamente.