- ¡Dobby es un elfo libre! - dije saliendo del hotel con mis valijas.
- ¿Puedo secuestrar a Dobby entonces? - Michael preguntó apoyado en el auto con los brazos cruzados y una sonrisa.
- Depende. ¿Alguien irá a pagar rescate por mí? - me acerqué a él.
- Yo lo haría, amor.
- Pero si vos me vas a secuestrar, bobo - reí.
- Se me está pegando la estupidez de Dan. Perdón - acopló su risa con la mía.
- Hola Bonito - lo abracé.
- Buen día, Lía - se escondió en mi cuello y depositó un beso allí.
Pasaron varios minutos en que nos encontramos en la misma pose, fundidos en un abrazo.
- ¿Vamos? No querrás que perdamos el avión - comentó acomodando un mechón rebelde detrás de mi oreja.
- ¿Por?
- Ya lo vas a descubrir - besó mi frente y se separó para abrirme la puerta del auto.
- Te tengo miedo, Italiano - me acomodé en el asiento.
- ¿Confías en mi? - preguntó mientras se sentaba detrás del volante.
Giré mi cuerpo para mirarlo antes de responderle con una sonrisa.
- Con mi vida entera.
Tomó mi cara y besó mis labios. Arrancó el motor y manejó hasta el aeropuerto mientras yo ponía música desde mi celular y cantábamos a todo pulmón.
Dejamos el auto en el local donde lo habían alquilado y nos dirigimos empujando el carrito con nuestras valijas hasta la terminal donde íbamos a esperar el vuelo. Miré las pantallas para ver a que hora salía el avión, pero no encontré ninguno hacia Mónaco.
- Michael, ¿a que hora volamos?
- Dentro de 30 minutos. Llegamos bien con el tiempo. ¿Por?
- Porque no lo encuentro.
- Ahí está - señaló en el televisor - Fíjate bien.
Miré la hora, le sumé el tiempo que él había dicho y me daba...
- El único que sale dentro de media hora es... - abrí los ojos y lo miré - ...a París.
- Sorpresa - me sonrió dulcemente.
Una milésima de segundo después, estaba prendida a su cuerpo como un koala.
- Gracias, gracias, ¡gracias! - besé su mejilla varias veces.
- De nada amor mío - me abrazó mejor - Sé que es tu ciudad favorita y hace mucho que no vas.
- ¿Cómo...? - lo miré.
- Tuve una pequeña ayuda - se encogió de hombros.
Y mi mente sólo pensó en Charles. Él sabía que amaba París y que tenía ganas de volver, pero con el tema de la pandemia y el calendario de las carreras estaba bastante complicado.
- Originalmente era tu regalo de cumple, pero bueno, pasaron cosas y recién ahora logré que aprobaran todos los permisos correspondientes para poder venir.
- No tenes una idea de lo mucho que te quiero, Michael Italiano - coloqué mis manos en su nuca y atraje su cara para besarlo.
Fue momento de separarnos cuando escuchamos que teníamos que abordar el avión, asique tomamos nuestras cosas y nos dirigimos hacia el mismo.
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No me sueltes
FanfictionSoy Lía y tengo... No, tachen eso. Puedo hacerlo mejor. Me llamo Lía, y tengo muchas cosas para decir. Al principio no sabía que pensar, pero luego, lo que empezó como un simple coqueteo terminó siendo algo más. Se ganó mi corazón, se ganó mi amor y...