Ningún lenguaje puede expresar el poder, la belleza y el heroísmo del amor de una madre. Durante estos 9 meses, he visto como la maternidad la ha cambiado por dentro y por fuera. A ambos nos cambió la forma de entender la vida y nos ayudó a ver el mundo con otra perspectiva mucho más profunda. Soñar, sentir y ser feliz son palabras que ahora cobran un significado mucho más importante.
Ella ha despertado en mí la ternura y la pasión de un hombre enamorado, porque me ha enseñado a amar, sin límites, sin medidas. Lo mejor que pudo pasarme en la vida fue haberme cruzado en su camino y conquistar su corazón hasta hacerlo mío. A pesar de llevar varios años juntos, aún me cuesta creer que la tengo entre mis brazos y que todo el amor que siento por ella, lo ha correspondido y tengo mucha suerte de tenerla a mi lado. La amo con locura y estaré eternamente agradecido con el destino por haber unido nuestras vidas y sembrar entre nosotros este gran amor.
Mi esposa pasa distraídamente sus manos por su vientre mientras yo la observo como un adolescente enamorado apoyado desde el marco de la puerta del living.
- Un dólar por tus pensamientos, Bonito - me miró sonriendo.
- Simplemente en la suerte que tengo de que seas mía - contesté acercándome a ella.
Caminé hasta al sillón y me acosté lentamente para quedar recostado sobre sus piernas. Lía sonrió al ver como colocaba un autito de juguete sobre su abultado vientre.
- Me gusta el que elegiste - comentó mientras miraba mis movimientos.
- Es el McLaren campeón del año 1990 - le contesté sabiendo que ese era su preferido.
- Ya lo sé - dijo acariciando el característico casco del brasileño, su piloto favorito.
- ¿Cómo te sentís, amor? - cuestioné mirándola.
- Algo cansada y me cuesta un poco respirar - se acomodó mejor en el sillón - Porque está apoyado acá y me aprieta.
Acarició su panza y la miré embobado.
- A ver pequeño - susurré contra su piel - Ya falta poquito para que estés con nosotros, asique sé un buen hijo y dejala respirar a mami.
Dejé un beso suave y escuché su risa cuando sentí que el bebé me pateaba.
- Ey, ¿por qué? - cuestioné con un puchero.
- Eso es porque no nos dejas que comamos helado.
- Bonita, te tenes que cuidar - la miré serio.
- Lo hice en todos estos meses, no te olvides que mi esposo es un entrenador fit y se leyó todo referido a los cuidado en el embarazo. Me quiero dar un último antojo.
- No podes decir que no te los cumplí - la miré pícaro.
- Sabes satisfacer muy bien todas mis necesidades, Italiano - me guiñó el ojo.
- Amooooor - exclamé sintiendo como mis mejillas se sonrojaban.
- ¿Quéeeee? Vos empezaste - respondió riéndose.
La miré negando con la cabeza y me acerqué a darle un beso. Apenas me separé, ella emitió un leve quejido.
- ¿Lía...? - pregunté preocupado.
Miró disimuladamente el celular y levanté una ceja.
- Bueno - suspiró - Bonito, creo que es momento de que busques los bolsos para ir al hospital.
La observé estático con los ojos abiertos como platos.
- ¿Desde cuando estás teniendo contracciones?

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No me sueltes
FanficSoy Lía y tengo... No, tachen eso. Puedo hacerlo mejor. Me llamo Lía, y tengo muchas cosas para decir. Al principio no sabía que pensar, pero luego, lo que empezó como un simple coqueteo terminó siendo algo más. Se ganó mi corazón, se ganó mi amor y...