No me sueltes

Capítulo 27

Abrí mis ojos y sonreí al ver a Michael durmiendo plácidamente a mi lado. Que bella imágen me estaba regalando. Llevé una de mis manos hacia su cara y comencé a acariciar su mejilla lentamente. Gracias a esto obtuve una hermosa sonrisa de su parte.

- Que lindo despertar así - dijo con la voz ronca mientras me abrazaba más fuerte - Buenos días, Bonita.

- Hola vos - susurré y acarició suavemente mi espalda desnuda con la yema de sus dedos logrando que mi piel se erizara.

Nos quedamos un rato largo en la cama mimándonos sin decir nada. No era necesario. Sólo disfrutábamos la compañía del otro.

- ¿Qué querés desayunar? - pregunté.

- ¿Vos venís incluida? - cuestionó levantando una ceja sugestivamente.

- Mmmh, puede ser - me subí a horcadas sobre su cadera y le guiñé el ojo.

- Lo que hagas está bien, linda - contestó mientras sus manos recorrían mi cuerpo.

- ¿Seguro? - comencé a moverme suavemente sobre él y emitió un gemido.

- Ajam - dijo en un susurro.

- Me gusta más este desayuno - comenté antes de atacar su cuello con besos.

- A mi también...

Ambos nos dejamos llevar nuevamente por la pasión y el deseo. Y fue una buena forma de empezar la mañana.

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Luego de un tercer round mientras nos estábamos bañando, decidimos salir a almorzar en las afueras de Mónaco. Primero pasamos por el departamento de Dan para que Michael se cambiara de ropa y tuvimos que aguantar las cargadas de Ricciardo. 

Prácticamente estuvimos todo el domingo juntos. Por la noche nos tuvimos despedir ya que los dos australianos viajaban el lunes temprano a Londres al departamento de Michael para hacer unas cosas antes de viajar a Austria.

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Todos nos reencontramos nuevamente el miércoles 01 de Julio, fecha del cumpleaños de Daniel. Hizo una pequeña cena íntima en el lobby del hotel donde ellos se hospedaban y me invitaron. Por suerte pude asistir, luego de consultar por el protocolo correspondiente que teníamos que cumplir si o si para no perder todo el trabajo que se había hecho hasta el momento para poder volver a las pistas.

A pesar de toda ésta nueva normalidad y locura, se sentía mucha emoción en el ambiente.

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Por fin había llegado el primer viernes de prácticas después de casi 4 meses de inactividad desde las pruebas en el mes de febrero. Se veía mucho movimiento en todas las escuderías a pesar de que todos teníamos personal reducido.

Estaba sosteniendo el casco de Charles mientras observaba como se colocaba la capucha ignifuga.

- ¿Estás bien? - preguntó el piloto mirándome.

- Algo nerviosa - respondí mirándolo - Parece que fuera la primera vez que te veo hacer esto.

- Tranquila. Va a estar todo bien. Aunque no te voy a prometer ir despacio - rió.

- Tene cuidado - le dije mientras se colocaba la última protección.

- Siempre - contestó y me guiñó el ojo antes de entrar al monoplaza.