Capítulo 19

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La primera carrera del 2020 ya estaba a la vuelta de la esquina. Los coches enviados por avión y el material de los boxes, ya habían llegado. Aunque aún no se podía ofrecer garantías firmes de que se iba llevar a cabo debido a la naturaleza dinámica de la epidemia de un sorpresivo virus que se estaba esparciendo por todo el planeta.

Mientras tanto nosotros teníamos que cumplir con el cronograma propuesto con los sponsors y notas periodísticas hasta que la FIA diera una respuesta final a si se iba a realizar o no el Gran Premio de Melbourne. No había nada con certeza. Sólo rumores de que algunas carreras del calendario ya estaban suspendidas y otras estaban siendo reprogramadas.

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El jueves nos acercamos al circuito con múltiples medidas y precauciones para llevar a cabo el plan con las ruedas de prensa: los pilotos se ubicaron a una distancia considerada de los periodistas, se cancelaron las firmas de autógrafos y no hubo selfies ni acercamientos físicos con los hinchas. 

Había algo raro en el ambiente. Se vivían momentos muy extraños. Por la noche hubo una reunión entre los pilotos y los equipos en la que se expresó el disgusto y la inseguridad por tomar parte de esta carrera y se decidió la cancelación de la misma tras el positivo por contagio dado por un miembro de McLaren.

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Ese viernes se decidió hacer una conferencia de prensa entre los directores de equipos de todas las escuderías con la noticia de que el Gran Premio no se iba a realizar. Sabíamos que era algo muy decepcionante para todos los aficionados pero era mucho más importante preservar la salud de todos.

Al no tener nada definido para el futuro ni el tiempo destinado para ello, nos dieron libertad de volver a nuestros hogares lo mas rápido posible. Aunque Charles decidió quedarse unos días en Australia junto con su novia.

- ¿Estás seguro? - le pregunté mirándolo preocupada.

- Si. Prefiero hacer acá la cuarentena y vamos viendo como se comporta el mundo.

- Está bien. Si es lo que vos creés conveniente - respondí cerrando la valija - Yo me vuelvo a casa.

- ¿A Mónaco?

- No - negué con la cabeza - A mi país. Quiero estar con mi familia.

- ¿Estás segura?¿No es mejor que te quedes en Europa?

- No sé que es lo mejor, la verdad. Pero quiero hacer esto.

- Bueno. Me llamás cualquier cosa que necesites.

- Vas a estar a miles de kilómetros - le respondí riendo.

- Pero voy a buscar la forma de ayudarte - contestó abrazándome.

Le respondí el abrazo y acarició mi espalda baja.

- Cuídate Charles.

- Vos también, Lía. Tene cuidado.

- Siempre - le guiñé el ojo.

Me dio un beso en la cabeza y salió de mi habitación. Corrí a buscar mi celular y busqué un número en los contactos. Apreté el botón de llamada y esperé unos segundos.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora