Maratón II

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-Se le pasará, él es así, siempre golpea cosas cuando algo le sienta mal, o grita, o hace eso de ponerse las manos en las sienes si está molesto- me acordé de que lo había hecho antes y sonreí. No debería. Cogí el pijama que me había dado Henar, me lo puse y me senté en la cama. -¿Que vas a ponerte mañana?- Pues cualquier cosa, ropa principalmente- graciosa. No, no vayas a ponerte cualquier cosa, falda no porque es un parque de atracciones, pero un top bonito, algo encima, algún complemento.. ¿y el pelo?- empezó a moverse por la habitación, a tocarme el pelo, a rebuscar en sus cosas -este pintalabios te quedaría bonito- y acercó un brillo de color casi rojo a mis labios, me aparté y acabé con la cara manchada -eh, eh, tranquila, Henar, no conviertas esto en una cita ¿vale? te dejaré que me aconsejes que ponerme pero algo normal ¿vale?- creo que la contenté con eso porque asintió varias veces con la cabeza mientras sonreía. Hablamos un rato y caímos rendidas.

Había desayunado con Henar, Jack no se había dignado a salir de su habitación en todo lo que estuve allí. Al final escogimos un pantalón vaquero largo, un top blanco con flecos y una rebeca larga que me había prestado y las converse rosas. Le había dejado que jugara con mi pelo y me hizo una trenza despeinada, me maquillo natural y ya estaba lista. Seguía dudando mucho en lo de hoy, pero ya eran casi las 12 y Cameron ya me había avisado de que ya estaba de camino. 

Me despedí de Henar con un abrazo y salí a la puerta a esperarle. Mientras lo hacía pensaba en que le diría de camino al parque de atracciones o cuando estuviéramos allí. En realidad no lo conocía tanto y las conversaciones que habíamos tenido habían sido todo discusiones. Miré al frente y lo vi caminando hacia donde yo estaba y algo se me removió por dentro, me puse de repente muy nerviosa. Soy idiota.

-Hola- me dijo sonriéndome y dándome un beso en la mejilla -estás preciosa- me sonrojé tanto que tuve que mirar hacia el suelo ¿por qué tenía esa maldita trenza? podría haberme tapado con el pelo -gracias.. ¿nos vamos?- y empezamos a caminar hacia el parque de atracciones.

¿La verdad? el camino no fue tan mal como había imaginado. Al principio yo apenas hablaba mientras que él me decía cualquier tontería. No le miraba ni un segundo e iba muy nerviosa, pero poco a poco fuimos hablando más sobre nosotros, cosas que no sabíamos, simples cosas como nací aqui, iba a tal colegio o cosas que hicimos cuando eramos pequeños, pero cada vez me encontraba más agusto con él.

-Pues..hemos llegado ¿te gusta?- y tanto que me gustaba. Estábamos ante un gran parque de atracciones y a pesar de ser de día y no estar encendidas las luces se veía precioso. Me quedé mirándolo y sonriendo, he de decir que acertó con el lugar -creo que por la cara que has puesto, es un sí- río Cam- muchas gracias por traerme aquí, al final no va a ser tan malo pasar un rato contigo eh.

Entramos en el parque y no sabíamos a dónde ir. Era tan enorme que no sabía en dónde quería subirme primero, así que elegimos una pequeña montaña rusa para empezar. Seguimos por un montón de atracciones más y decidímos parar un poco.

Caminamos por allí un rato y de repente empecé a notar algo que olía genial, venía de un pequeño puesto de comida rápida. No me había dado cuenta de el hambre que tenía hasta ese momento.

-Espera aquí un momento Honey- y se fue. Me quedé mirando a mi alrededor, este sitio es increíble. Imagináos un super parque de atracciones, cerca de la playa, con un montón de colores y atracciones increíbles. Me fijé en una gran noria que había allí, desde ahí se verían unas vistas preciosas.

-Toma, tenías hambre ¿no?- y me entregó algo parecido a un bocadillo que olía genial -vaya, la verdad es que si, muchas gracias- y volvió a sonreirme. Me gustaba cuando me sonreía así, parecía una sonrisa muy sincera.

Comimos y fuimos hacia un puesto de algodón de azúcar.

-Pensaba que me traerías aquí para tirarme por una montaña rusa, pero he descubierto que lo que quieres es cebarme- ¿como lo has descubierto?- nos reímos y comimos un poco de algodón. 

-Quiero montarme ahí- señalé a la gran noria que había visto antes -¿enserio?- dijo él, y yo empecé a caminar hacia allí -¿tienes miedo Dallas?

-Que bonita pareja hacéis- nos dijo el hombre que daba las entrada -no, nosotros no..- intenté explicar, pero él nos sonrió y nos dijo que teníamos que subir. Cameron sonreía. 

Yo tenía razón, las vistas desde aquí eran espectaculares, asombrosas. La noria estaba parada arriba y empecé a sacar fotos, aquello tenía que tenerlo guardado. -¿Te gusta?- es precioso, se ve todo desde aquí- me giré para mirarle y estaba más cerca de lo que yo creía, nuestros brazos se tocaban mientras él miraba por el cristal. Me quedé mirándolo de cerca, he de admitir que era guapo y puede que más que eso, verlo por fotos era una cosa y tenerlo a centimetros era otra. Él apartó la vista de el cristal y yo me giré.

-¿Que mirabas?- ¿Que? Nada.. oye, la última vez no me respondiste ¿por qué te comportaste con un idiota cuando me conociste?- Porque puede que tuvieras razón y me había vuelto un poco idiota Honey, pero tranquila, estoy intentando arreglarlo- me quedé sorprendida, no me esperaba esa respuesta, al menos no de él -¿y que te hizo ser un idiota?- ya te lo dije el otro día- ¿y que te hizo cambiar de idea?- él me miró muy serio, no dejaba de mirarme y me estaba intimidando, pero le sostuve la mirada -¿que crees que me hizo cambiar de idea?- y no tuve tiempo a responder, ya que la noria hizo un sonido y empezó a moverse, teníamos que bajar ya. Agradecí eso.

-¿Que tal con Gilinsky?- estábamos fuera del parque, en un muelle hablando -no lo sé, ahora mal, no le ha hecho gracia que viniera aquí contigo, pero bueno, tampoco somos nada oficial- lo miré y estaba mirando hacia el mar, no sé por qué pero me gustaba como estaba, así que saqué el móvil y le hice una foto -¿que haces?- ¿no puedo sacarle una foto al maravilloso Cameron Dallas? ¿he de pagar?- él se bajó de allí y se acercó a mi -¿ese concepto tienes aún de mi?- pero no se había molestado, estaba sonriendome -no, pero, ¿debo sentirme privilegiada por estar en la calle con Cameron Dallas?- deja de llamarme así- me dijo mientras se acercaba más a mi -¿que pasa si no lo hago, Dallas? ¿me dejarás de seguir en twitter?- y cuando quise darme cuenta me había cogido y yo estaba pataleando en su espalda. Me llevó a el final del muelle, dónde había gente tirándose al agua -¿quieres acabar ahí niña pija?- ¿cómo me has llamado?- niña pija, y repito, ¿quieres acabar en el agua?- no eres capaz, además, si yo me caigo caerás conmigo y eso supondría mojarte el pelo, y todos sabemos que tu pelo es...

Y acabamos en el agua, salí a la superficie respirando casi ahogada, el agua no estaba muy fría pero el choque de temperaturas hacía que pareciera como si me hubiera metido en una bañera de agua congelada, lo miré y estaba al lado mía riéndose de mi.

-¿eres idiota?- pero no pude aguantar y empecé a reírme yo también. Se acercó a mi y empezó a salpicarme y empezamos a jugar en el agua como si fueramos dos niños. A los pocos minutos empecé a temblar y se me puso la piel de gallina. 

-Salgamos, tienes frío- nadamos hasta la orilla como pudimos ya que la ropa nos pesaba y al llegar a la orilla tropecé con una piedra, Cam me agarró y se quedó muy pegado a mi. No, no, no podía ser. Me separé de él sonriéndole y nos fuimos de allí.

-¿Vamos a los bancos en los que estuvimos la primera vez que hablamos como personas normales? -yo había definido ese día de la misma forma en la que él lo acababa de hacer así que me reí y asentí.

You used to be my idol [Cameron Dallas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora