Capítulo 47: Tenemos todo el tiempo del mundo

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CAPÍTULO 47:

Caminamos fuera de la Plaza de los Frutos, aunque no hacia la discoteca donde, a las horas que era, deberían de estar ya los chicos disfrutando de la noche. Caminamos al primer bar que vemos abierto, un café-bar de esos de los que no puedes divertirte toda la noche y al que sueles salir más bien los fines de semanas cuando quieres pasar un rato relajándote, pero no de fiesta fiesta...

Lo que quiero decir es que, no voy a la discoteca con los demás y Amelia. Sino que me voy con ella, a solas.

El sitio es de estilo retro, con una especie de reservados con grandes sofales muy de los años cincuenta o sesenta, pero estilo americano. Tomamos uno de ellos, sentándonos después de pedirnos algo para beber.

-Como sigas así, creo que no llegas a pasar la noche con los chicos- Amelia, una vez que estamos sentadas, me recuerda.

Tomando el gin-tonic que me acabo de pedir, le pego un gran trago grande. La miro y la verdad es que termino riéndome en su cara. Literalmente, porque lo único que sale de mi boca es una risotada:

-Y si me voy con los demás, no creo que termine, nunca mejor dicho, terminando esta locura- me recuerdo a mí misma.

-Tiene que ser grande su estás tan nerviosa.

-Mucho- asiento.

Amelia toma su copa, bebiendo otro poco. Se nota que las dos estamos nerviosas a más no poder. Aun así, que fuera lo que Dios quisiera, supongo.

-En fin...- resopla Amelia, volviendo al tema- ¿Y qué se supone que es tan importante como para que hayas desaparecido por completo? Tus padres tenían una gran preocupación, la verdad...

-Como para no hacerlo- río de nuevo- Sabía que si lo decía, no me iban a dejar ir.

-¿Y por qué no me lo dijiste a mí?

Aunque con una sonrisa en mis labios, la pregunta me toma un poco dejándome sorprendida, si es que eso tiene alguna razón de ser.

Lo que quiero decir es que, es automáticamente preguntarme aquello Amelia, que un nudo me atraganta. Suspiro con fuerzas e intento calmarme lo más que puedo para serle sincera con todo lo que había hecho.

-Porque tampoco creo que me fueras a dejar hacerlo- le soy sincera- Es más, tengo miedo por lo que puedas decirme nada más sepa lo que hice...

-Vale...- suspira ésta- Ahora no sé si estoy asustada o intrigada...-la miro, me sorprende cuando la veo sonreírme- ¿Fuiste con Gonzalo?- asiento.

-El único que me seguiría con una locura al fin del mundo...- suspirando, me vuelvo hacia mi bolso y tomo de nuevo la cajita que me había dado Devoción, la madre de Amelia- Supongo que ya puedo decir oficialmente... feliz Navidad, Amelia...

Confusa, Amelia mira la caja que le entrego:

-¿Qué es eso?

-De tu madre- nada más las palabras salen de mi boca, la sorpresa en la cara de Amelia se hace notar- Fui a Zaragoza para hablar con tu madre y... ella me dio ese regalo de navidad para que te lo diera....

Lo siguiente se me hace tan largo como si el tiempo se hubiera parado a mi alrededor, la verdad sea dicha.

De repente, siento que no puedo respirar. Miro a Amelia, esperando su respuesta que tarda en llegar. Respiro hondamente, intentando tranquilizarme mientras que estudio el gesto de Amelia, intentando adivinar qué está pasando por su cabeza.

Aunque Amelia solo mira la caja. Tiembla, miro sus manos y, aunque intenta ocultarlo mientras que mantiene la caja entre sus manos, tiembla con mis palabras. El peor de los escenarios pasa por mi mente: ¿Estará enfadada? ¿Debería de haberle dicho mis planes antes? ¿Había sido todo aquello buena idea?

Donde te lleve el corazón - A Luimelia Fanfic (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora