Capítulo 21: Interesante

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CAPÍTULO 21:

Llego a casa a eso de las tres y media casi de la mañana. Intento dormir, pero no puedo. Cada vez que abro los ojos y la poca luz que entra por la ventana enfoca la cama de Amelia, aún vacía, siento que un vuelco me da el estómago y no puedo dormir. Las cuatro, las cuatro y media y sigo dando vueltas en la cama. Llegados a este punto, la verdad es que no sé si no puedo dormir por lo ocurrido, por la ansiedad que me está entrando o yo que sé.

Asique, tendida en la cama, con el reloj a punto de dar las cinco de la mañana; me acuerdo de algo: las cartas.

Sin hacer mucho ruido, me levanto de la cama, enciendo la luz y acerco el banquito para sentarme hacia el ropero y con cuidado, empiezo a tocar por la zona de arriba, buscando las cartas de Amelia que estaban guardadas en una pequeña caja de zapatos que enseguida consigo alcanzar.

Porque aunque habían pasado años, por alguna razón, nunca tiré las cartas de Amelia, ni las que me empezaron a devolver. Todas las tenía allí.

Me siento en la cama, miro la caja y la verdad es que sonrío. Un tiempo atrás, la miraba y solo me llegaba a preguntar qué hacía con ella. ¿por qué no la tiraba? Supongo que ahora que por fin había aclarado mis sentimientos, que me daba cuenta de que era porque... quería a Amelia más que como amiga, todo cobraba sentido.

Resoplo fuerte, cuando la abro y miro los montones de carta. Una casi por cada día del año. Nos escribíamos mucho... Aunque más cuando sus cartas dejaron de llegarle.

Miro el montón de las devueltas, ni las había abierto de vuelta....

Tomo la última... casi hacia ¿tres años acaso que la envié? La abro con cuidado, el papel aún se conserva y en él, mi letra. Parecía mentira que hubiera sobrevivido tanto tiempo guardado en aquella caja de zapatos.

Querida Amelia:

Me doy por vencida. No sé qué te ha pasado, que mis cartas no te llegan. ¿Te habrás cambiado acaso de casa? Aunque, me lo habrías dicho, ¿no es verdad? Nos hemos dicho todo, ¿no me irías a decir que te cambiabas? No lo sé ya, Amelia. Llegados a este punto, no quiero pensar que me estás ignorando, o que he dicho algo que ha roto nuestra amistad o que... simplemente, te has aburrido de mí...

Me tomo un momento para respirar cuando empiezo a notar el nudo en mi garganta. Trago como puedo. A penas me acordaba de todo esto.

En fin, creo que esta será mi última carta.

NO porque te tenga rencor o algún sentimiento parecido. Después de todo, has sido una de las mejores cosas que me han pasado en mi vida. Has sido una amiga muy especial para mí y... siempre te voy a llevar en mi memoria. Mientras que esta me deja mantenerte en ella...

Y la memoria, sin embargo, había sido traicionera.

Espero que no haya sido nada personal lo que haya roto esta relación y bueno, solo espero que si el tiempo nos da una oportunidad para reunirnos otra vez, sea pronto. Que aún tengo que devolverte tu colgante.

Muchos besitos, Amelia.

Te quiero mucho, Luisita.

Un suspiro sin aire sale de mis pulmones cuando mi mano, vuela directamente a la que ahora, era oficialmente mi colgante de San Cristobal. Respiro profundamente, intento no llorar.

-Joder...

No sé a que hora me quedo la verdad dormida. Solo sé que cuando vuelvo a abrir mis ojos, el reloj marca las doce y media de la mañana. ¿Cuánto tiempo habría dormido?

Donde te lleve el corazón - A Luimelia Fanfic (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora