Capítulo 3: Amelia es intensa

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CAPÍTULO 3:

Cuando llegamos a casa, María, papá y el abuelo se habían quedado en la casa para preparar la llegada de Amelia a la casa. Literalmente, no era preparar, puesto que mamá simplemente, pues quería que estuvieran en casa para recibirla. Por lo que cuando llegamos a la Plaza de los Frutos de vuelta, enseguida subimos hacia a casa, aunque como todo el viaje, Amelia parecía seguir como ida, como en su mundo. No es que me importara mucho, la verdad, pero es que me resultaba raro. No sé.

-Ya estamos en casa- mamá nos anuncia- Entra, Amelia.

Yo me quedo atrás un poco de los presentes, dejando que Amelia entre primero. Esta lo hace, pero un poco desconfiada y con el mismo gesto con el que me había recibido a mí nada más conocernos fuera del reformatorio.

-Amelia- mamá empieza con las presentaciones- Este es Marcelino, mi marido.

-Hola, es un placer- papá, que no puede estar más nervioso en ese momento, intenta saludarla, aunque este solo recibe una respuesta seca por parte de ella- Todo lo que necesites, por favor, no dudes en pedirlo, ¿está bien?

Amelia no dice nada, y solo asiente mientras mamá continúa ahora con el abuelo:

-Y este es Pelayo, es el padre de Marcelino.

-Un placer, chiquilla- por suerte, el abuelo recibe un poco más de emoción por parte de Amelia, aunque poca, la verdad- Y déjanos decir que estás en tu casa, ¿vale? Y aunque ya te lo dijo mi hijo, cosa que necesites, cosa que pides, ¿vale?

De nuevo, esta no dice nada, pero si que con un rápido gesto de la cabeza, termina asintiendo. Me daba pena el abuelo, la verdad.

Finalmente, llega la presentación de María, mi hermana. Que aunque ha esperado como todos en línea, antes de que le toque con ella, me mira, pidiéndome ayuda. Yo solo puedo sonreírle y que viera ella la actitud de Amelia por ella misma.

-Y esta es mi hija María. Es la mayor de las dos, junto con Luisita.

Mamá me señala a penas unos segundos, sin embargo, no puedo evitar ver como Amelia se gira en ese momento y su mirada se sostiene sobre mí un poco más. La miro de vuelta, pero en ese instante se vuelve a girar y saludar a María.

-Hola- dice María- María, encantada.

Y aunque las presentaciones estaban hechas, aquello no significaba que hubiera momento de silencio incómodo. Es literalmente callar María, que todo se queda en silencio. Por lo que le toca a papá salir del apuro:

-Pues ya que están las presentaciones hechas- dice este rompiendo el ese momento que, sí, se había vuelto un poco incómodo.- ¿por qué ahora no vas a tu cuarto, te duchas si quieres y mientras, preparamos la cena?- le sugiere a Amelia, que sigue sin hablar- Que te acompañe Luisita, que ya que vas a compartir habitación con ella.

-Espera, ¿qué?

La verdad es que no quería sonar tan ruda como sueno en ese momento, pero la noticia me toma de improvisto. Literalmente, nadie me había avisado de que iba a dormir conmigo. Era verdad que la casa no era exactamente una mansión. Papá y mamá tenían su habitación con cuarto de baño. El abuelo dormía en una habitación y, hasta prácticamente, unos años atrás, que habíamos hecho la remodelación de mi cuarto; yo dormía con María. Sin embargo, tenía que ser honesta a la hora de decir que me hubiera gustado que hubiera dormido con María. Después de todo, era ella la mayor.

-Luisita, tu cuarto es más grande.- mamá, que hecha una rápida mirada a Amelia, enseguida intenta arreglar literalmente, mi "no ganas" de tener a Amelia durmiendo conmigo- Además, tú eres la que te quisiste quedar con una cama extra en la habitación.

Donde te lleve el corazón - A Luimelia Fanfic (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora