CAPÍTULO 34:
A la semana siguiente, mientras que estamos en el instituto, me llevo a Amelia aparte para seguir hablando del tema. Sigo dándole vueltas tal y como lo hacía la primera vez en el que pensé sobre el tema. Creo que la verdad, me empezaba a obsesionar un poco con el asunto de decirle a mis padres que Amelia y yo estábamos saliendo. Tanto, que hasta cuando la tomo para hablar a solas en el patio, en un lugar donde los profesores no nos vieran mucho; Amelia termina cansada.
-A ver, Luisita...
-Lo sé, sé lo que me vas a decir- la corto, pues aunque era pesada, sabía los argumentos con los que me iba a venir también- Y sé que es también algo tuyo, pero piénsalo. Si lo saben, si tu padre quiere hacerte algo...
-Mi padre corre más peligro de hacerme algo sabiendo que tengo novia que sin saberlo.- me callo porque aunque no quería escuchar eso, incluso me había molestado, la verdad es que tenía razón- Joder, Luisita es que... es como si de repente te obsesionara salir del armario...
-No es eso.- me defiendo.
-¿Entonces?- cuestiona Amelia- Es que de verdad...
No quería vivir con miedo, esa era la razón.
Cuando hablé con Gonzalo, algo en mi se despertó al recordar los momentos vividos con las palabras que me había dicho mi mejor amigo.. La paliza de Gonzalo, el acoso de la pareja lésbica en la calle cuando fuimos a casa de la madre de Amelia. Estos me habían hecho darme cuenta de que si quería vivir sin miedo, necesitaba tomar el toro por los cuernos. Que no fueran los del odio los que ganaran. Hacer ver que quería estar con Amelia y que pasara lo que pasara, el miedo no me iba a dejar amedrentarme.
Sin embargo, aunque estaba muy bien todo aquello, también me había hecho dar cuenta de algo más. Algo de lo que quizás Amelia era lo que me estaba hablando y de lo que yo no quería darme cuenta.
Y eso era de que quizás, en cierta manera, lo hacía por la necesidad de cuidar a Amelia. De enseñarle de que lo nuestro no iba a terminar como Amalia y ella. Que ahora Amelia podía vivir en paz porque yo la estaba cuidando y quizás, la podía estar liando un poco por eso.
Proteger a tu pareja está bien. De todas formas, si no puedes confiar en la persona que quieres, ¿cómo vas a confiar en el amor que te da? Sin embargo, ahora con la importancia que le estaba dando a eso de salir del armario para demostrarle a Amelia que yo la protegía. La verdad es que sentía que me estaba pasando un poco... demasiado, cosa que Amelia notaba.
Porque pensaba en mí, pero no en ambas.
Era difícil de poner todo lo que sentía en palabras en ese instante, pero era de la manera en la que ciertamente me sentía. Que para proteger a Amelia, estaba obligándola a hacer cosas quizás no sentía.
-Lo siento...- murmuro finalmente- Es que... No sé que me pasa.
Derrumbándome sobre el muro de donde nos habíamos sentado, en la zona de atrás del instituto, más alejada que pudimos encontrar; miro a Amelia, pidiéndole perdón con la mirada.
-¿sabes que hablar sienta bien, no?
-Lo sé- sonrío a esta- Es que... creo que ni hablando voy a poder sacar realmente lo que llevo a dentro. Creo que por eso me agarro tanto a lo de salir del armario, como dices.- y en cierta manera, lo era- Solo...
-¿No quieres que pase con Gonzalo?- asiento.
-Quiero vivir libre... y que no sea la necesidad lo que me haga salir...
-Y eso está muy bien, cariño- Amelia, sentada mi lado, me toma de la mano, la cual besa- Pero las cosas se hacen a su tiempo. Pensándolas. Pensando el momento adecuado para decirlas. No corriendo a contar que estas saliendo con alguien de tu mismo sexo porque ya no puedes aguantar.- no le respondo, suspiro- Quieres contarlo, eso está bien; pero ahora tienes que pensar en el siguiente paso y es el de cuando decirlo...- asiento.
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Donde te lleve el corazón - A Luimelia Fanfic (COMPLETA)
Fanfiction¿Cómo parar lo imparable? ¿Cómo olvidar lo inolvidable? ¿Cómo salvarse de ese hijo rojo que te lleva a tu alma gemela? Simplemente, no puedes y yo lo aprendí de la forma que menos me lo hubiera imaginado. Se dice que el amor es duro, el amor es trág...