Capítulo 50: Un nuevo comienzo

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CAPÍTULO 50:

Los siguientes días se pasan como si de un sueño se tratase. Benigna acoge a la madre de Amelia en su casa mientras que esta encuentra un nuevo lugar donde vivir que no sea de conocimiento de su marido. Sin embargo, Devoción no tarda en encontrar un nuevo hogar y en las pocas semanas del comienzo de enero, Devoción y de paso, Amelia; ya tienen su propia casa en Madrid y la verdad, no puedo estar más contenta por las dos.

Amelia se ve contenta, alegre y toda esa buena energía que desprende, es como si la irradiara a todo el mundo. Todo el día se lo pasa sonriendo, cantando y de verdad, me encanta verla de aquella manera.

Un día, después de clase; Devoción nos llama para si queríamos almorzar juntas con ella y de paso, observar las que serían las nuevas habitaciones de Amelia... y mía. La verdad, me sentía que tenía una suerte inmensa en aquel momento.

-Está bien, Luisita. Tú sube las cajas de lo de la cocina- nos manda aquella tarde Devoción, mientras le ayudábamos a colocar lo que iba consiguiendo traerse de la casa de Ledesma padre- Amelia, cariño, ¿Por qué no me haces el favor y me llevas lo de la ropa a mi habitación y me la colocas? Yo quiero poner mientras lo de la vajilla en el armario del salón. ¿Te importa?

-Para nada. Que ya me acuerdo la lata que me dabas en casa con la vajilla- bromea Amelia, tomando la ropa y llevándosela al dormitorio- De paso elijo el cuarto que me quedo.

-Eh, no vale. ¿Y tu novia, qué?

La verdad es que cuando escucho a la mismísima Devoción llamarme oficialmente la novia de su hija es que no sé que me entra. Bueno, sí que lo sé, la sonrisa más estúpida del mundo entero, no voy a mentir.

-¡Mamá!- Hasta Amelia se pone colorada.

-Anda, vé. No me importa- aquel momento es que era de película.

-Sí, mejor me voy.

Devoción, que se ríe con la situación también, se vuelve hacia mí cuando su hija nos deja a solas en la parte del salón que comunicaba con la cocina. La miro, cuando me dice automáticamente:

-Nunca he visto a mi hija tan feliz- responde ésta.

-Tiene a su madre de vuelta- era la razón.

-Gracias a ti- me quedo tímida en el momento, no sé que decir- No hubiera hecho lo que hice si no hubieras venido a verme aquel día. La verdad fuera dicha...

Aunque no me podía poner de heroína tan fácilmente:

-También hice que Ledesma...

Me sorprende, la verdad, cuando Devoción sabe de lo que voy a hablar. Sin embargo, me alegra cuando me corta al momento.

-No, Luisita- me dice- No te eches la culpa porque... - se toma su tiempo para responder- Fue cuando me dio el primer golpe que entendí que si seguía allí, era verdad que Amelia nunca volvería a tener una madre. Que no volvería a tener a mi hija a mi lado porque ya me la había quitado Ledesma y, sinceramente, por el camino que llevaba, probablemente también me quitaría la vida a mí...- no digo nada- Asique, gracias por las palabras que me dijiste... porque me hicieron reaccionar.

La alegría del momento vivido se desvanece de mí y pronto me encuentro intentando cambiar de tema lo más rápido que puedo:

-En fín...- me costaba incluso hablar- ¿Qué... qué va a hacer ahora que está en Madrid? ¿Cuál es el plan?

Devoción me mira, sonríe. Toma una de las cajas que contenía la vajilla y mientras va hablando conmigo, empieza a contarme:

-Primero, conseguir un trabajo. AL irme de Zaragoza, tuve que dejar mi antiguo trabajo y como tengo algunos contactos por Madrid, voy a intentar encontrar algo por aquí principalmente antes de mirar algo más.- responde rápidamente Devoción- Que seguro que encuentro.- acercándome, empiezo a ayudarle, dándole la vajilla- Lo siguiente, será intentar conseguir la custodia completa de Amelia mientras que a la vez, intento separarme de Tomás... Va a ser lo más duro.

Donde te lleve el corazón - A Luimelia Fanfic (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora