CAPÍTULO 9:
El abrazo que le pego... la verdad es que es exagerado, pero Amelia ni siquiera podía saber lo mucho que... digamos que simplemente, en aquel momento, era la mejor noticia-regalo que me habían dado en mi vida. Por eso la abrazaba de la forma en la que la abrazaba. La había echado de menos, la había necesitado, había pensado en ella, la verdad..., y mucho
-Vale, vale, que me ahogas, Luisita- Amelia se ríe.
-Lo siento, es que...- y ahora, encima, me emocionaba- Ahora encima, me emociono y vas a pensar que estoy loca- tengo que bromear para cortar esa tensión emocional que noto en mi cuerpo- Dios, que tonto...
Me separo de Amelia, secando las lágrimas que se me habían saltado en ese momento. Sin embargo, esta se acerca, sonriente en todo momento.
-No loca, pero si que te iba a decir que... no era para tanto...
Mi mirada se cruza con la de ella y, recordando esos momentos que habíamos vivido en el Campamento, volvernos a reírnos. Esa risa que solo puedes tener con una persona con la que realmente has conectado... y es extraño de decirlo, porque solo habíamos estado juntas un mes a lo mucho, lo que duró el campamento. Sin embargo, había habido esa conexión y... me encantó.
-No seas idiota...- ya, con tono amistoso, la empujo levemente, riéndome.
-Yo también te extrañé- asiente esta.
La miro, sonrío cuando recuerdo algo:
-Espera, si sabías que era yo... que eramos... bueno, ya nos conocíamos. ¿Por qué no dijiste nada antes?- habíamos ahorrado mucho de lo que había pasado.
-Porque... si te digo la verdad, no sabías si eras tú. Han pasado ocho años, Luisita- la verdad es que, en eso, tenía razón- Además, que tú tampoco has dicho nada, ¿sabes?- y también tenía razón,
Sin embargo, yo tenía una excusa también para ello:
-Bueno, tampoco sabía si eras tú. Llegaste morada de la paliza que te pegaron. Encima...- le señalo el cabello- Ya no llevas esos moños a los lados que te hacías día si y día también...- Amelia sonríe, asiente.
-Sí, la verdad es que me gustaban mucho esos moños...- de nuevo, nuestras miradas se cruzan y volvemos a reírnos- Aunque, la verdad es que me decidí finalmente por la medalla de San Cristóbal- dice señalándola.
-¿La medalla?- ella asiente- ¿por qué?
-Era especial para mí y...cuando me contaste lo de la mención de esta... lo del campamento...Es que no tenía duda que eras aquella chiquilla que conocí años.
-Deberías de haberlo dicho antes...Cuando estabas segura...
Amelia sonríe.
-Lo digo ahora. Además, ¿recuerdas que me dijiste que te hubiera encantado eso de invitarme a tu cumpleaños?
-¡Es verdad!- exclamo- Aun lo recuerdas- sonrío casi emocionada, no voy a mentir.
-La verdad es que nos hicimos buenas amigas- asiento.- Siento que te dejara de escribir de la noche a la mañana. Muchas cosas pasaron.
En ese instante, la verdad es que quiero preguntarle. Quiero saber qué paso. Sin embargo, es esa sensación de que mejor no debía preguntar. Sí, es una cosa muy rara, pero es que es mirar en ese momento a Amelia, que veo como si se pusiera nerviosa, como si estuviera hablando de un asunto muy delicado. Asique, decido mejor callar por el momento, ya hablaríamos de lo pasado más tarde.
Además, teníamos que hablar muchas cosas. Y entre esas cosas, recuerdo algo más de lo que hablamos años atrás:
-Por cierto, aún te debo una cosa- Amelia me mira confundida en ese momento, no lo entiende- La medalla- quitándomela de mi cuello, se la entrego- Han pasado muchos años, es hora que vuelva a su dueña, ¿no?
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Donde te lleve el corazón - A Luimelia Fanfic (COMPLETA)
Fanfiction¿Cómo parar lo imparable? ¿Cómo olvidar lo inolvidable? ¿Cómo salvarse de ese hijo rojo que te lleva a tu alma gemela? Simplemente, no puedes y yo lo aprendí de la forma que menos me lo hubiera imaginado. Se dice que el amor es duro, el amor es trág...