HEART OF GOLD ;; Steve Harrington

CHAPTER TWO: TRICK OR TREAT, FREAK II

Part two: A party sounds good

Cuando llegaron a casa, Max y Grace continuaban asustadas. Grace no dejaba de pensar en lo que podría haber pasado si hubiese tardado un segundo más en tomar el volante y aquello la asustaba hasta la medula.

Max se fue directamente a su habitación y Grace tuvo que inventarse que había sido el cumpleaños de un compañero de Max y había comido mucha tarta para excusarla. Y Grace se sentó en la mesa para aparentar normalidad, pero no habló ni tocó la comida. Simplemente la esparció a los bordes para simular que el plato estaba más vacío. Después de ayudar a Susan a recoger la cocina, fue a su habitación.

Max estaba tumbada en su cama echa una bolita. Le daba la espalda y se abrazaba a sí misma. Grace sintió que su corazón se partía al verla así. Se quitó las botas y se tumbó detrás de su hermana, abrazándola y pegándola a su pecho. Notó como el cuerpo de Max se movía espasmódicamente a causa del llanto silencioso. Ella le abrazó más y besó su cabeza, esperando a que ella fuese la primera en hablar para que no se sintiese presionada. Max no siempre mostraba sus emociones y Grace sabía que era mejor ir poco a poco con ella.

-Ha sido mi culpa. -dijo después de unos minutos en esa postura. Sonaba tan aterrada y tan culpable que a Grace le dieron ganas de llorar- Lo siento, lo siento. Debería haberle dicho lo que quería oír. Lo siento. -Max se giró y abrazó mejor a su hermana, enterrando la cabeza en su pecho y llenándole el jersey de lágrimas.

-No es tu culpa, peque. Tú no tienes la culpa de que Billy sea así. -Grace acarició su espalda en un intento de reconfortarla- Ninguna nos pudimos imaginar que haría eso.

-Pero... Tendría que callarme y... Tendría que dejar de decir cosas y... Ser como tú, ¿sabes?

-Max, tranquila. A veces es difícil callarse. -no sabía qué decirle. Por una parte quería decirle que sí, que lo mejor ella callar y asentir, y por otra quería decirle lo orgullosa que estaba de que fuese capaz de plantarle cara- A veces eres un poco suicida pero eres valiente.

-Lo siento. -Grace cerró los ojos y asintió.

Se quedaron de nuevo en silencio, con los leves sollozos de Max de fondo. No podía seguir así, no. Debía de hacer algo por Max, cambiar la situación de alguna manera para alejarla más de Billy. No le importaba lo que pudiese pasarle a ella, pero con Max era completamente diferente. Había pasado toda la vida protegiéndola y no iba a parar ahora.

Max acabó por quedarse dormida en sus brazos después de unos veinte minutos llorando. Grace se quedó abrazada a ella unos minutos más hasta que se separó para ir a ducharse. Tapó a Max y cogió su antiguo uniforme de animadora que utilizaría como disfraz aquella noche.

Dejó que el agua caliente cayese sobre su blanca piel, enrojeciéndola pero sin llegar a lastimarla. Cerró los ojos y su mente viajó a todo lo que había vivido con Billy. Se miró la muñeca derecha, comprobando la marca de los dedos de Billy en ella. Aquella no había sido la única vez en que Billy había mostrado un comportamiento psicótico y que había estado a punto de matar a alguien. Recordar todas las vivencias con Billy hizo que la presión en su pecho comenzase a aumentar, impidiéndole tomar aire con facilidad y bombear sangre a un ritmo normal. Sus glándulas sudoríparas empezaron a actuar sin control y su cerebro mandaba constantes alertas de peligro. El estómago se le revolvió, los ojos dejaron de enfocarle, sus piernas cosquilleaban pues querían salir corriendo de ahí. Todo su cuerpo le gritaba que estaba en peligro y que debía huir y, a la vez, que era imposible que se moviese.

No era el primer ataque de ansiedad que Grace sufría. Había experimentado esa horrible sensación de estar muriéndose como unas cinco o seis veces antes. Grace solo podía recordar con claridad sus dos primeros ataques: el primero cuando Neil la tocó por primera vez y el segundo cuando Billy casi mató a golpes a aquel chico delante de ella.