HEART OF GOLD ;; Steve Harrington

CHAPTER SEVEN: THE MIND FLAYER III

Part three: God! We're saved

El plan era claro. Encerrarían a Will en el cobertizo y se las idearían para engañar al Azota Mentes y así conseguir información que les ayudase a acabar con esa cosa sin que el Azota Mentes pudiese localizarlos. Hopper había vaciado el cobertizo por completo y se había ido a buscar armas a su camioneta, y mientras los demás rebuscaban por todos lados cualquier cosa para cubrir las paredes del cobertizo y hacerlo totalmente irreconocible. Las únicas que se encontraban dentro del cobertizo eran Nancy y Grace, cubriendo las paredes con trozos de una vieja lona negra.

-Está bien que interactuemos por fin. -le dijo Grace, mientras grapaba el trozo que Nancy le había pasado. Nancy la miró y sonrió de lado- Además, por si no lo has notado, nosotras cuatro somos las más inteligentes de este grupo cazamonstruos.

-Lo sé. -dijo con una pequeña sonrisa- Está muy bien eso que habéis hecho Steve y tú, lo de proteger a los niños.

-Ya, bueno. Fue mayoritariamente Steve. -asintió Grace, girándose hacia Nancy para coger el trozo de tela que le extendía- Si le dices que te lo he dicho lo negaré, pero él es increíble. Tiene un gran corazón. Sobre todo porque esos niños son unos pequeños capullos.

-Créeme que lo sé. Soy la hermana del capullo líder. -contestó divertida. Grace se rio bajo y se subió a la silla para llegar a lo alto del cobertizo- Tú también lo eres. ¿De verdad ibas a saltar esa verja? Y sabes muchas cosas y la manera en que pones orden simplemente wow.

-Muchos años haciendo de madre para Max. -contestó simplemente- ¿Y tú qué? Tienes más pelotas que cualquiera de ellos juntos. Bueno, excepto Hopper. Él tiene las pelotas más grandes del lugar.

-Eso es por qué no has visto a Joyce en plena acción. -ambas volvieron a reír. Escucharon la puerta abrirse y vieron como Steve entraba, cargando con dos rollos de papel de regalo- Voy a ayudar a los niños a buscar. -le dio a Grace la poca lona que quedaba y salió del cobertizo, antes de guiñarle pícara un ojo a Steve.

Grace sonrió a Steve antes de volver a mirar las paredes de madera y continuar con su trabajo. Y Steve la miró a ella, deleitándose con la vista. Las palabras de Nancy resonaban en su mente. Era cierto, no sabían qué iba a ocurrir esa noche, pero lo que tenía claro es que no quería morir sin haberle pedido a Grace una cita. Pensó en Bob, en que había muerto con un montón de cosas sin decirle a Joyce, y él no quería ser un Bob.

-Oye, Grace. -la llamó, acercándose a ella. Grace le miró curiosa y le hizo una seña para que se acercase más. La pelirroja apoyó las manos en los hombros de Steve, él las colocó en su cintura, y ella bajó de un salto del mueble. Se miraron a los ojos, sabiendo que no era lo apropiado estar así cuando el tiempo iba en su contra- ¿Me golpearás en las bolas si te pido salir después de toda esta mierda?

Aquello no la pilló por sorpresa, sino más bien con ansias. Se sentía como cuando haces un examen y sabes que está aprobado, pero, aun así, esperas con ansias saber cuál es la nota que te confirme ese aprobado. Era la primera vez en mucho tiempo que Grace se sentía ilusionada por tener una cita, sentimiento que quedó reflejado en su rostro y tranquilizó a Steve.

Y aunque Grace se moría de ganas de decirle que sí, de besarle en aquel momento olvidándose de que podían morir en cualquier momento, sabía que aún no estaba lista para empezar nada. Y menos con Steve. Grace tenía que solucionar primero su mierda si quería volver a tener una vida normal.

-No. -respondió, notando como los hombros de Steve se relajaban- Pero... Steve, ahora mismo estoy tan rota que podría cortarte de tantas maneras que no sería justo para ti. -los ojos de Grace se aguaron ligeramente, temiendo que Steve se lo tomase a mal. Steve, lejos de eso, llevó sus manos a las mejillas de la pelirroja y sonrió tranquilo- Necesito estar bien conmigo misma porque no puedo buscar en ti algo que solo yo puedo darme. Sonará una tontería, pero necesito quererme a mí misma antes de intentar querer a nadie más.