CHAPTER EIGHT: PAPA II

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Part two: I wish this was the beginning and not the end


Grace y Lucas miraron a Max con incredulidad y miedo

-Max, ni hablar. -ordenó Lucas. Steve lo miró con compasión porque él había aprendido por las malas que, si una Mayfield quería hacer algo temerario, lo haría- Te matará.

-Ya he sobrevivido una vez. Lo volveré a hacer. -declaró Max intentando ocultar su miedo, intentando ser valiente- Solo lo mantendré ocupado lo bastante para que vosotros lleguéis al desván y así podréis decapitarlo o clavarle una estaca o volarlo con un dispositivo que Dustin prepare. No sé, me da igual como mandéis a ese cabrón a la tumba. Pero... Sea como sea... Hagáis lo que hagáis... No falléis. -el grupo se quedó mirando a Max durante unos segundos en silencio, segundos que fueron interrumpidos por la risa histérica de Grace.

-Buen intento. -comentó con falsa diversión- No. Así de fácil. No. -Max la miró enfadada, arrugando el ceño y la nariz.

-Y una mierda.

-Y una mierda para ti. -respondió casi de inmediato igual de molesta que su hermana- ¿Te crees que eres la única marcada? Aquí las dos estamos malditas, peque. Y tú no vas a ser el cebo ni nada parecido. Es un buen plan y lo haremos, pero me cogerá a mí.

-No. -dijo rápidamente Steve.

-Cállate, Steve. -respondieron las dos Mayfield al mismo tiempo, sin dejar de mirarse con molestia mutuamente.

-¿Quieres dejar de hacer esto? De ponerte a ti por debajo de mí siempre. ¿Por qué te crees que mi vida vale más que la tuya? ¿Por qué yo no te puedo proteger a ti? ¡Ya no soy una puta cría!

-¡Por qué no sé hacer otra cosa que no sea protegerte! -gritó histérica, en un desespero que nunca había experimentado. Estaba siendo sobrepasada por todas las emociones y una parte de ella deseó volver a la época en que su única preocupación era no provoca a Neil- ¡Porque llevo toda mi vida asegurándome de que tú no tengas ningún problema! Es mi trabajo y soy la mejor haciéndolo. Y tú no me vas a despedir. Así que te callas y te quedas a salvo mientras yo lo entretengo y los otros lo matan.

-Te callas tú, Grace. ¡Yo no te pedí que me cuidases, jamás te he pedido que fueses mi protectora! Te lo agradezco, en serio. Pero esta es mi vida, mi decisión. Y tú tendrías que construirte una vida propia que no girase en torno a salvarme. -Max se arrepintió de inmediato de sus palabras, y todavía más cuando vio que por primera vez en su vida había dejado a su hermana sin nada que responder. Los ojos de Grace se llenaron de lágrimas por la patada que había recibido su corazón.

-Yo... -dijo en un murmuro, sintiéndose abrumada por todas las miradas. Se aclaró la garganta y decidió ceder. Max tenía razón- Tenemos que conseguir armas.

-Ahí entro yo. -Eddie dio una palmada y se puso de pie. Había algo que Eddie sabía hacer de maravilla y era hacer desaparecer los momentos incómodos a través de la evitación. Nadie podía sentirse incómodo si fingía que no acababa de ver una pelea de gatas- ¿Dónde tienes las páginas amarillas, G?

-Yo... -Grace miró a su alrededor y se encogió de hombros- No lo sé.

-Debajo del teléfono. -respondió Max sin atreverse a mirar a su hermana. Eddie asintió y cogió la enorme guía telefónica. Soltó una pequeña exclamación de euforia cuando encontró lo que buscaba y dejó la guía sobre la mesa, a la vista de todos.

-Vais a flipar. La Zona de Guerra. -dijo, señalando un anuncio en la esquina de la página- Fui una vez. Es enorme, tienen todo lo que necesitas para... Eh... Matar de todo, básicamente.

HEART OF GOLD ;; Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora