WHAT IF...?

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What if the Upside Down never happened?


Steve se despertó como todas las mañanas por el ruido de su padre cerrando la puerta principal con más fuerza de la necesaria, seguramente por una discusión matutina con su madre o algún otro capullo de su trabajo. Se habría ido a dormir a casa de su novia, pero ella le había dicho que no quería ningún tipo de distracción antes de su final de biología. Pero el hecho de saber que tenía que ir a recogerla a su casa le motivaba salir de la cama.

Era martes, cosa que significaba que le tocaría entrenamiento con el equipo. Se avecinaba un gran partido, el último de la temporada, y no podía permitir que les derrotasen. No porque le importase llevar el trofeo del campeonato al instituto, sino porque no podía permitirle a Billy Hargrove llevarse la satisfacción de perder bajo su liderazgo. Le estaba costando sudor y sangre mantenerse en el puesto del Rey del Instituto de Hawkins y no le iba a dar a Billy la satisfacción de quitárselo justo una semana antes del baile de graduación. No cuando ser Rey del Baile lo significaba todo.

Se vistió con prisas para poder dedicarle a su pelo el máximo de tiempo posible. Laca por aquí, secador por allá, péinalo con los dedos para dar un toque desenfadado y listo. Su maravillosa melena lista para brillar. Le guiñó un ojo coqueto a su reflejo y salió de su habitación, deslizándose por la barandilla de las escaleras hacia la planta de abajo.

-¿Mamá? -preguntó en alto mientras recorría la planta hasta entrar en la cocina. En la encimera había una botella de vino recién abierta e hizo una mueca. Por la ventana de la cocina vio a su madre de pie frente a la piscina, protegiéndose de la suave brisa mañanera con su bata de seda. Steve sabía lo que significaba: su madre había descubierto otra infidelidad- Mamá, me voy ya o llegaré tarde a recoger a Nancy. -anunció, asomando la cabeza por la ventana.

-Ten un buen día. -respondió ella con tristeza, sin girarse a mirarlo. Pero estaba bien, Steve la seguía queriendo, aunque no estuviese de ánimo para mostrarle afecto. Seguía siendo una buena madre.

Cogió su mochila, su bolsa de deportes y las llaves de su coche y salió trotando hacia su bebé, lo más precioso que tenía después de su pelo. Buscó la cinta que Nancy le había grabado, porque detestaba el gusto musical de Steve, y que solo ponía cuando ella iba a subirse al coche y la dejó preparada para que solo tuviese que darle a reproducir. No era gran fan de Madonna, pero si a Nancy le hacía feliz iba a callarse. Y más cuando sentía que cada vez la cagaba más con ella. Salía con tiempo suficiente para poder pararse y comprarse el desayuno porque, si llegaba tarde, Nancy jamás se lo perdonaría. Ni siquiera sabía cómo decirle que no le habían cogido en la Universidad, bueno, tampoco lo habían rechazado, pero, tal y como lo había descrito su padre, la lista de espera es como cuando le das un número falso a la fea del baile.

En la otra punta del pueblo, Grace se miraba su demacrada cara al espejo. No podía seguir así, cada día peor que el anterior, cada día más consumida por su tristeza. Las ojeras se le marcaban como si le hubiesen pegado un puñetazo y su cara cada vez se veía más huesuda. Ya no se veía hermosa, por mucho que su madre le alabase la perdida de peso. Pero la noche anterior había sido horrible y le demostró a Grace que ya ni siquiera estaba a salvo de Neil ni para ir a mear de madrugada.

-Tienes que aguantar. -se decía mirándose fijamente a sus apagados ojos, aquellos que antes tenían tanta vida- Hasta los dieciocho, como prometiste. Siete meses más y podrás llevarte a Max.

Se maquilló con esmero para disimular todo aquello que la delataba, todo aquello que le demostraría al pueblo que estaba siendo abusada. Practicó su sonrisa un par de veces antes de salir del baño y dejar entrar a Billy, quien le empujó con el hombro bruscamente al pasar por su lado. Los odiaba, les deseaba la muerte a ambos Hargrove.

HEART OF GOLD ;; Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora