CHAPTER ONE: MADMAX I

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Part One: Welcome to Hawkins

Grace, sentada en su cama, miraba a través de la ventana la desierta calle. En su antigua casa no habían estado tan cerca del bosque y ahora no podía evitar que su cerebro divagase en diversas historias. Aunque le resultaba difícil concentrarse con la música de Billy a todo volumen. A ella le gustaba el rock, pero no soportaba a Billy.

Se lo imaginó de pie en medio de su habitación haciendo pesas y mirándose al espejo practicando su sonrisa encantadora para ligar al día siguiente con sus nuevas compañeras de clase y le dieron arcadas.

Pero no pudo darle más vueltas ni a sus historias sobre criaturas del bosque ni a las respuestas fisiológicas de asco y miedo que le creaban sus pensamientos de Billy pues escuchó la puerta abrirse y se puso rápidamente de pie, acercándose a una de las cajas de la mudanza.

-Estoy recogiendo, mamá. -cogió lo primero que vio dentro de la caja (una fotografía y un pequeño libro) y lo movió en el aire para enfatizar sus acciones.

-Eres una mentirosa. -se giró al reconocer la voz de su hermana pequeña y la miró con una ceja alzada- Pero me lo calló si me llevas a los recreativos. -Max sonrió inocente y se sentó en su propia cama. Grace dejó ambas cosas de nuevo en la caja y se sentó en la suya.

-¿Ahora? -miró su reloj de muñeca. No era demasiado tarde, pero no quedaba poco para la hora de la cena. Además de que todavía estaban acabando de desempaquetar, bueno, Grace estaba comenzando a desempaquetar- Por eso has sido tan rápida y tan buena hija ayudando con la mudanza.

-No es mi culpa ser tan lista. -sonrió con falsa modestia- ¿Me vas a llevar o no? Mamá dice que no me deja irme sola habiendo anochecido y eres tú o Billy. -los hombros de Grace se tensaron levemente ante la mención de Billy. No, ella no la iba a dejar a solas con Billy y menos si lo tenía que molestar para llevarla.

-Bien. -asintió y se levantó de la cama.

-¿Eso es un sí?

-Ya sabes que sí. -le respondió con una sonrisa divertida mientras se ponía su chaqueta y se colgaba el bolso sobre el hombro- Coge tu chaqueta, peque. -Max sonrió contenta antes de levantarse de la cama y empezar a prepararse. Mientras Max cogía el dinero de su hucha, Grace salió de la habitación y fue a buscar a su madre- ¿Mamá?

-Cariño. -sonrió Susan, amablemente. Ella y Neil estaban acabando de colocar las fotos y figuritas en una vitrina a un lado del salón- ¿Te ha dicho tu hermana lo de los recreativos?

-Sí. He pensado también que puedo llevarla a comprar su disfraz y, como se nos hará tarde, podemos cenar fuera. -Susan la miró con una pequeña mueca dubitativa antes de girarse a Neil, pidiéndole permiso con la mirada. Grace vio como Max salía de la habitación e iba a la puerta.

Grace siempre había pensado que su madre era un ángel. Era demasiado buena y siempre se esforzaba por hacer sentir bien a los demás. Pero era sumisa y dependía de los hombres, algo que era así desde que Grace tenía memoria. A veces creía que la única razón por la que estaba con Neil era porque no sabía estar sola, pues Neil era solo el último en una lista de penosos novios. Y eso le entristecía.

-Claro. Las compras siempre agotan a las mujeres. -respondió Neil con una falsa sonrisa amigable. Aquello relajó a Susan, que volvió a girarse hacía su hija y rebuscó en sus bolsillos algo de dinero.

-No te preocupes, mamá. Yo tengo dinero suficiente para una pizza y un par de refrescos. -asintió, moviendo su mochila hacía delante para hacer énfasis en aquello.

-Vamos, Grace. A este paso me voy a hacer vieja. -se quejó Max, rodando los ojos exasperada- Tan vieja como tú.

-Ya te gustaría ser tan guapa como yo. -respondió ella con una pequeña sonrisa divertida- Entonces nos vemos después. -besó a su madre en la mejilla y caminó hacia la puerta. Max sonrió emocionada y no tardó en salir de la casa.

HEART OF GOLD ;; Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora