CHAPTER EIGHT: THE BATTLE OF STARCOURT IV

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Part four: We may have won, but my family has lost

Grace había dejado de creer en las fuerzas superiores del universo años atrás. Si realmente había un Dios, un destino, una reencarnación o lo que fuese, no le pasarían tantas cosas malas. Dios da las batallas más duras a sus mejores guerreros, le decía su madre siempre que pasaban por un aprieto. Y ella respondía con "y una mierda" en sus pensamientos.

No es que no hubiese buscado ayuda a un ser superior en diversos momentos, como cuando no entendía por qué quería besar a Morgan, la chica más guapa de su primer campamento de animadoras, o la primera vez que se quedó a solas con Neil. Y siempre había obtenido una silenciosa respuesta.

La única vez que sus súplicas fueron escuchadas fue ocho meses atrás, cuando no solo se pudieron salvar de los Demo-Perros, sino que pudieron salvar a todo el mundo. Y pensó que toda su mala suerte había sido como ir acumulando centavos hasta que has ahorrado para comprar el perfecto vestido de verano. Así que, de camino al maldito centro comercial, volvió a suplicar esa misma ayuda.

-Necesitamos un plan. -la voz de Nancy la sacó de sus pensamientos mientras la mano de Steve la sacaba del coche- No podemos entrar ahí simplemente y liarnos a tiros sin balas.

-Y de nada nos va a servir ahora cargarnos a Billy. -Lucas señaló el techo de cristal del Starcourt en el mismo momento que la última pata del monstruo se colaba por ahí.

-Explosivos. -murmuró Steve e inmediatamente sonrió orgulloso- ¡Eso es! Así nos los cargamos la última vez, haciéndolos volar por los aires.

-¿Y de dónde vamos a sacar explosivos, genio? -cuestionó Lucas con un tono de burla. No dio tiempo a que nadie contestase porque en seguida sus ojos se iluminaron- ¡Fuegos artificiales!

No hizo falta mucho más después de aquello. Todos eran conscientes de que cada vez hacían fuegos artificiales más peligrosos y Lucas tenía unos cuantos de esos en su poder. Se dividieron en tres grupos para atacar desde tres flancos distintos: Mike y Lucas lanzarían un ataque por detrás, Will, Nancy y Jonathan por el flanco izquierdo, y Grace y Steve por el flanco derecho.

Steve sentía que toda su sangre se había transformado en adrenalina líquida, cosa que lo prefería a cemento líquido porque cuando vio al Azota-Mentes de nuevo se sintió paralizado un momento. Pero era el momento de volver a salvar el mundo y, no solo eso, sino a sus amigos. Se conformaba pensando que ese sería su último año de desgracias.

Llegaron justo en el momento en que Billy salía con El, semiconsciente, en brazos y la dejaba delante de su mayor enemigo. Cuando vio como el cohete impactaba en esa asquerosa carne quiso gritar de alegría.

-¡Azota esta, gilipollas! -gritó Lucas con otro cohete ya encendido en la mano que le lanzó justo a la boca del monstruo. Esa cosa no tuvo tiempo de reaccionar, pues todos los flancos comenzaron a bombardearle.

-¡Eh, capullo! -gritó Steve justo antes de lanzarle otro cohete a la boca. Con una sonrisa infantil y ganadora se giró para que Grace le pasase otro cohete- Grace. -la llamó, sin rastros de esa sonrisa al verla con la mirada puesta en Billy.

-Le hace daño. -Steve sabía que los sentimientos de Grace podían suponer un problema. Entendía ese deseo de querer salvarlo, joder, él haría lo que fuese por ella si fuese Grace la poseída. Y se sentía como una mierda de novio por no poder tener la sensibilidad que su novia necesitaba.

-¡Es la única manera de derrotarlo! -pero sabía que a veces Grace necesitaba una jarra de agua fría para espabilar. Dejó de mirar a su hermano para mirarle y cuando la pelirroja asintió supo que volvía a tener a su compañera.

HEART OF GOLD ;; Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora