CHAPTER EIGHT: PAPA III

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Part three: Humanity's last hope

Steve únicamente tenía una pregunta: ¿Cómo cojones Eddie Munson conocía un sitio así?

Decir que Zona de Guerra era un local enorme era quedarse corto. Era como tres veces el gimnasio del instituto y absolutamente cada pared, estantería y rincón estaban llenos de armas que iban desde las armas de fuego más grandes y pesadas hasta las armas blancas más pequeñas y afiladas. Y estaba abarrotado de gente. Sintió que traicionaba sus principios porque Steve odiaba la facilidad con la que cualquiera se podía hacer con una pistola en su país, pero, por primera vez, eso beneficiaria a alguien. Agradeció también que hubiese uniformes porque así podría dejar de ir descalzo y con la cazadora de Eddie.

-¿No íbamos a evitar a los paletos? -preguntó Robin con confusión cuando el grupo miró con sorpresa la cantidad de gente de la tienda.

Debido a los últimos acontecimientos en Hawkins que pasaban por Jason creando un ejército de cristianos devotos dispuestos a perseguir al Hellfire Club y acababa con Dustin, Lucas y Max escapando de la policía, pensaron que lo mejor era que los miembros del club demoniaco se quedasen en la caravana. Así, con un poco de suerte, si alguien veía al resto no haría deducciones.

Pero ninguno contaba con que un lugar donde vendían armas baratas y de todo tipo fuese un reclamo para paletos de pueblo, sobre todo para paletos de pueblo que creían que Lucifer era su vecino. Solo esperaban con no encontrarse a nadie de Hawkins.

-Solo... -comenzó a decir Nancy, apabullada por tanta gente- Seamos rápidos.

-Separémonos. -opinó Grace mirando a todos- Seremos más rápidos. Steve y Robin a por las cosas para los Molotov. Erika y Max conseguid cuchillos para las lanzas y las luces. Nancy y yo vamos a por las armas pesadas y las protecciones biológicas. -asintieron y se dispusieron a tomar diferentes caminos, pero Grace cogió la mano de Steve y le detuvo- Y búscate algo de ropa que distraes al personal. -le dijo con una pequeña sonrisa divertida. Steve se rio por lo bajo y le dio un rápido beso.

-Controla tus deseos, Mayfield. -le dijo con diversión. La miró a los ojos y por un momento vio esos ojos azules de nuevo de color blanco- Ves con cuidado, por favor. -le pidió con preocupación.

-Pff, estos paletos contra mí en un lugar lleno de armas no tienen ninguna oportunidad. -le dijo con exagerada confianza, aunque sabía perfectamente a lo que Steve se refería- No estamos en Hawkins, aquí no puede atraparme. -Steve asintió y se despidieron con un beso antes de ir con sus respectivos compañeros- Tendremos suerte si no se pierde nadie.

-Tendríamos que haber dejado un rastro de migas de pan o algo. -Nancy sonrió divertida y Grace se río- Vale, ¿qué tipo de armas buscamos? ¿Escopeta, rifle, semiautomática?

-Joder, Nance, cada día me sorprendes más. -Nancy se sonrojó ligeramente y giró por un estand para ir hacia un vendedor de escopetas- Yo creo que lo mejor sería algo contundente, las escopetas son buena elección en ese sentido. Joder, esto es el paraíso de los de Texas. -dijo impresionada mientras miraba a su alrededor. Entonces hizo contacto visual con un objeto que la hizo sentirse como una niña en Navidad- Un lanzallamas. -murmuró.

-¿Qué? -preguntó Nancy con confusión. Grace señaló con sorpresa y fascinación el objeto a unos cuantos metros de ellas y Nancy sonrió con complicidad- Gran idea.

-Tú consíguete esa escopeta y ahora nos encontramos. Y si te encuentras con un paleto no grites o el resto de paletos sacarán sus armas y seremos víctimas de un tiroteo. Dios, como puedo odiar este país.

Nancy le sonrió con ligera incomodidad, sin compartir del todo las opiniones políticas y sociales de Grace, pero Grace lo ignoró y se dio media vuelta para ir hacia el lanzallamas. Desde su primer encuentro con ese infierno que le había quedado clara la importancia del fuego para ganar, teniendo la clara desventaja de ser humanos. Y si el fuego era el punto débil de los Demogorgons también lo tendría que ser el de Henry porque, al fin y al cabo, él seguía siendo un monstruo en el cuerpo de un humano. Un cuerpo que Grace podía calcinar. Y, si no conseguían deshacerse de los murciélagos o de esas raíces que salían de Vecna, quemándolas tendrían la ventaja suficiente para salir.

HEART OF GOLD ;; Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora