CHAPTER ONE: MADMAX II

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Part two: Three new siblings and a new problem

La alarma del pequeño reloj de la mesita de noche de Grace sonó, despertándola de su maravilloso sueño con Michael Nouri. Sacó el brazo de debajo de la almohada para golpear el pequeño botoncito del reloj.

-Muérete. -comentó Max en su cama. Su voz sonaba amortiguada por la almohada que cubría su rostro y ronca por acabar de levantarse.

-Yo también te quiero. -Grace bostezó mientras se sentaba en el borde de su cama. Se pasó la mano por los ojos antes de ponerse de pie e ir a su escritorio y coger la ropa que ya se había dejado preparada.

Antes de salir se giró para mirar a Max. Max siempre había sido inquieta y era peor durmiendo. Siempre acababa con las mantas tiradas por el suelo y en una postura que debía ser de todo menos cómoda. Todo lo contrario a Grace que apenas se movía durante la noche. Por eso Grace no solía dormir con Max, porque o le pegaba patadas o le quitaba la manta o acababa poniéndole los pies en la cara.

Se acercó a ella, que se había vuelto a dormir, y le recogió la manta que colgaba del borde para volverla a tapar.

Grace tuvo que coger la costumbre de dormir poco desde que era una niña. Se levantaba temprano para preparar las cosas del colegio de ambas y se acostaba tarde por tener que hacer sus deberes después de haber ayudado a Max con los suyos. Pero, realmente, últimamente se levantaba temprano pues no quería coincidir con Billy o su padre mucho. Y menos si acababa de salir de la ducha.

No tardó más de diez minutos en ducharse y otros cinco en vestirse y peinarse. Miró la hora en su reloj de pulsera. Seguramente ya estarían desayunando y esperando a que Grace saliese del baño, así que el secador de pelo no los despertaría. Ella se dejaba el pelo natural pues no le gustaba como le quedaba ningún corte de moda. Tenía la cabeza agachada para secarse la parte de la nuca y, cuando la alzó, sus ojos chocaron con los de Billy.

-Llevas mucho rato aquí. -la cercanía hacía que, pese al ruido del secador, Grace pudiese entenderle perfectamente. Sus hombros se tensaron y su agarre al aparato se intensificó- Tengo que mear.

-Mea en el jardín si tantas ganas tienes. -Grace sabía que eso solo lo iba a provocar, pero, la parte de ella que no quería ser su madre, le decía que tenía que demostrar que no podía tan fácilmente con ella. Billy sonrió de lado y chasqueó la lengua, acercándose más- Largo de aquí.

-¿Esa es forma de hablar a tu hermano? -alzó la mano y tomó uno de sus mechones, pasándolo por detrás de su oreja. Grace, aunque se moría de ganas de alejarse, le sostuvo la mirada y no se movió un ápice- No me toques los cojones, Gracie. Y muéstrame un poco de respeto. Ahora bien, vete o quédate. Aunque preferiría lo segundo.

Grace se moría de ganas de mandarlo a la mierda, de decirle que se podía pudrir en el infierno y de golpearle. Pero no lo hacía, no lo hacía porque sabía lo violento que podía llegar a ser Billy y realmente le temía. Temía sus reacciones y temía no saber predecir su actitud porque eso demostraba que, hiciese lo que hiciese, Billy tenía la situación bajo poder.

Y Billy amaba tener el control de la situación, saber que había gente que le temía a él y que era poderoso. Y no le gustaba que Grace le estuviese desafiando en aquel momento, con la mirada dura pero asustadiza. Sabía el carácter de las hermanas Mayfield y por eso había tenido que demostrarles que ahora él mandaba y, aun así, a veces no era suficiente para tenerlas bajo control. Volvió a subir su mano, acariciando la mejilla de Grace y bajando poco a poco. La pelirroja se tensaba cada vez más con su toque y sentía que cada vez le costaba más respirar. La otra mano de Billy fue al secador, quitándoselo sin apenas esfuerzo. Al tiempo que lo paraba, su otra mano se situaba en el cuello de Grace y lo apretaba levemente.

HEART OF GOLD ;; Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora