CHAPTER SIX: THE DIVE I

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Part one: A lot of new problems


Grace no quería irse a dormir hasta que encontrase una respuesta lógica a qué era aquello que unía a Vecna y a los Creel, concretamente a Henry. Pero no era capaz de pensar en nada con sentido, nada que hiciese que el murmullo detrás de su oreja se callase. Pensó que tal vez Henry era especial como El y había luchado contra Vecna, pero eso era imposible porque él había nacido como dos décadas antes de todos los experimentos y seguiría sin explicar por qué Vecna se sentía unido a la casa.

Habían decidido separarse e ir a su casa para no levantar sospechas y para quitarse el olor a casa maldita, tal y como había expresado Robin. Max dormía en su habitación tranquilamente, con los auriculares puestos. Era el trato al que había llegado con Grace porque Max también era partidaria de no dormir, pero Grace no iba a permitir eso. Su madre había llegado tarde de su segundo trabajo y habían cenado las dos adultas. Susan le preguntó cómo estaba y tanteó el terreno para ver si Grace quería volver.

Y no. Grace no quería volver a Hawkins porque odiaba Hawkins, pero amaba a las personas que residían ahí. Irse le había servido para mirarlo todo con perspectiva, pero no había dejado de extrañar por un momento todo lo que dejaba atrás. Y se sentía bien con su familia y amigos. Y, joder, estaba Steve, el maldito amor de su vida. Su mente no dejaba de poner en bucle aquellos besos en el Camaro, aquellos besos que se sentía como si fuesen los primeros. No iba a volver a dejar a Steve en su vida, solo se separaría de él estando muerta. Pero el tener a Steve tan cerca y no poder volver a estar igual solo aumentaba su frustración. Se quedaría en Hawkins, y eso les daría mucho tiempo para volverse a conocer y continuar queriéndose.

Dejó su libreta en el reposabrazos del sofá y le dio un poco de volumen a la tele. Vería un poco la teletienda antes de darle un par de vueltas más a todo el asunto de Vecna. Se levantó del sofá y fue hacia la nevera para coger un poco de agua fría. Pero cuando se giró y volvió a mirar al salón, dejó caer la botella al suelo.

-¿Qué haces despierta, Grace? Es muy tarde.

Grace sabía que aquello no podía ser real, era imposible. Neil se había ido hacía meses a algún sitio que desconocían y dudaba mucho que hubiese vuelto a buscarlas, y menos cuando se llevó todos los ahorros que tenía con Susan. Pero aunque una voz le decía que no era real, todo su cuerpo gritaba presa del pánico. Temblaba, sudaba, estaba taquicárdica y su respiración se volvió rápida y superficial. Todo su cuerpo estaba preparado para huir, pero sus pies se habían vuelto cemento.

-No es la primera vez que cuando vuelvo del trabajo te encuentro despierta. -Neil caminó con calma hacia ella, con una sonrisa amable- ¿Está tu madre durmiendo? -aquellas palabras, aquellos gestos, aquella actitud... Todo ya lo había vivido. Ya sabía lo que iba a pasar y no le gustaba el final.

Porque, aunque Grace había sobrevivido a muchas cosas y había aprendido a luchar y defenderse con uñas y dientes, Neil seguía siendo su mayor miedo porque a Neil nunca le pudo vencer. Con Neil siempre se había refugiado en los demás, confiando en Hopper, Joice y Billy para que solucionasen su maldito problema. Y ahora que ninguno de ellos estaba, Neil había regresado para volverla a someter de aquella asquerosa manera. Ni siquiera se dio cuenta de que estaba llorando hasta que Neil le acarició y le pasó el pulgar por debajo de los ojos.

-¿Por qué lloras, Grace? Las niñas bonitas no lloran. Yo sé una manera para hacerte feliz.

-Déjame. -dijo en un susurro trémulo. Ni siquiera estaba segura de que había conseguido pronunciar las letras de manera comprensible. Pero Neil, lejos de mostrar intención de parar, llevó su mano a su nuca- No... Para.

HEART OF GOLD ;; Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora