CHAPTER SIX: THE SPY I

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Part one: Hawkins, home of the Demogorgons

Si había algo por lo que Grace estaba agradecida aquel día era por el hecho de que su madre llegó antes de comprar y, de esa manera, evitó que Neil consiguiera llegar hasta el final. Y no era justo, no era justo que ella se hubiese tenido que encerrar en su habitación mientras volvía a sumirse en un maldito ataque de ansiedad que la dejaba como una completa mierda. No era justo que su padre las hubiese abandonado para comenzar una nueva vida, ni que su madre solo se enamorase de capullos, ni que Billy la tratase como una mierda por algo que ella no pudo controlar ni que Neil la tratase como un maldito objeto sexual. Y aunque Grace sabía que ella valía oro, se sentía como una mierda.

Grace solo quería desaparecer de ese maldito mundo.

Pero no podía hacerlo. Esa sería la vía rápida y ella no quería tomarla. Ella quería luchar, no quería rendirse tan fácilmente, quería volver a estar bien. Pero no sabía cómo. Lo único que sabía era como actuar para que el mundo creyese que estaba bien. Esa actuación también la mantenía cuerda, le obligaba a creerse que estaba bien.

Neil convenció a Susan para ir a comer juntos y pasar la tarde a solas, alegando que los chicos estarían bien solos y que Billy se aseguraría que ambas estuviesen protegidas. Grace no puso ninguna pega, tampoco se entrometió entre Max y Billy más de lo suficiente. Porque, aunque quería luchar, no tenía ánimos para hacerlo en aquel momento. Y Max y Billy lo notaron, claro que lo hicieron. Porque, aunque Grace era cuidadosa con lo que decía y hacía con Billy delante, aquel día estaba especialmente callada. Y el resto del día no ayudó a que sus ánimos mejorasen.

-¿Grace? -Grace dejó de mirar a través de la ventana de su habitación para mirar a Max. Le sonrió de lado y se bajó las mangas de la chaqueta para que no viese los moratones.

-¿Qué pasa, peque? -Max la miraba intentando averiguar lo que pasaba su mente. Se acercó a ella y le miró de arriba abajo- Estoy bien. -contestó antes de que Max formulase la pregunta.

-No me jodas. Llevas todo el día ida. -Grace se encogió de hombros y se agachó para acabar de ponerse los zapatos- Tú no eres así.

-Soy así cuando estoy fumada. Y hoy lo estaba. Así que no te preocupes, Max.

-¿Qué no me preocupe? -Max se rio con incredulidad y se cruzó de brazos sobre su pecho- ¡Estarás de broma! Claro que me preocupo. Y más si me mientes porque tú solo te drogas en fiestas.

-Pues hoy he hecho una excepción, ¿vale? -que Grace siguiera manteniendo la calma solo molestó más a Max. Max sabía que Grace nunca se enfadaba con ella y le hubiese gustado que Grace le gritase por haber sido una mala hermana los últimos días porque de esa manera tal vez se le escapaba la verdad de por qué estaba rara- Me voy a dar una vuelta, ¿sí? Si mamá viene, yo ya estoy durmiendo. -señaló al muñeco hecho con almohadas cubierto por el edredón de estrellas de su cama y caminó hacia la ventana.

-No lo hagas, joder. No me trates como una maldita cría estúpida a la que no se le puede contar nada.

-Si hubiese algo que contar te lo hubiera dicho.

-¡No! Porque tú no me cuentas las cosas malas para protegerme. Y pasan muchas cosas malas, Grace, cosas que yo sé y que son una puta locura. Y creía que tú y yo nos lo contábamos todo y... -Grace deshizo su camino para llegar a la altura de Max y darle un abrazo. Max no tardó en abrazarla de vuelta- Dime qué te pasa. -pidió en un murmuro suplicante. Grace bajó la cabeza y dejó un beso sobre la melena pelirroja de su hermana.

-Echo de menos California. Supongo que he tenido un ataque de morriña. Siento haberte preocupado, peque. Voy a ir a buscar una cabina de teléfono para llamar a Duncan. -Max asintió, pareciéndole lógica aquella respuesta. Se separó y Grace acunó su rostro entre sus manos- Te quiero y no, no estoy enfadada por tu actitud de estos días.

HEART OF GOLD ;; Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora