Baje la vista a la calle luego de un rato para notar a una pequeña niña de un largo cabello castaño recogido en dos colitas, una de las colitas estaba adornada con un moño azul y la otra con un moño verde, llevaba un vestido azul oscuro y jugaba con un lazo, al verla pase mi otra pierna fuera de mi casa dejando mis dos piernas colgando, la pequeña estaba sola en la calle, en una calle desolada donde no se veía nada ni a nadie, revise la hora y era la 1 de la mañana, muy tarde como para que una niña pequeña este saltando lazo, revise toda la calle un poco preocupada, no había nadie a excepción de la niña, trate de verle la cara y al ver los dulces ojos mieles de la pequeña supe que era una de las hermanas menores de mi vecino pero ¿Qué hace sola a esta hora en la calle?
Baje un poco la vista a el pequeño callejón que separaba mi casa de la de mi vecino y vi a un señor vestido de negro con algo brilloso en la mano, me asuste al darme cuenta que era una navaja, mi mente solo pensaba en la pequeña que estaba saltando.
Sin saber qué hacer cogí una planta de plástico que tenía cerca y se la tire a la cabeza al sujeto, el cual no levanto la cabeza hasta que sintió que le tire un zapato, al ver el sujeto levantar la cabeza y mirar para todos los lados excepto donde estaba yo, cogí el otro zapato y se lo tire, cuando él me vio yo ya tenía un vaso de vidrio en la mano lista para lanzárselo, pero este se fue a paso rápido al lado contrario en el cual estaba la niña.
Al verlo lejos suspire, puse uno de mis pies en el suelo de mi habitación y aferrándome a la ventana para no caerme estire mi cuerpo y toque con algo de fuerza la ventana de Marcos.
—Marcos— lo llame pero no abría la ventana por lo que volví a mi habitación, me acerque a la puerta y la abrí con algo de desespero, baje las escaleras hasta llegar a la puerta principal la cual abrí sin pensar y salí a la calle, con preocupación me acerque a la casa de al lado, caminando un poco más despacio y calmada hacia la pequeña la cual no me había vito hasta que le toque el hombro.
—Hola— salude un poco más calmada.
—Hola— dijo ella con una sonrisa— tú eres la vecina linda, ¿cierto?
—no sé si soy esa vecina, pero sí, sí soy tu vecina la de la casa de al lado— dije señalando mi casa con una sonrisa.
—Sí, tú eres la linda vecina— dijo más para sí misma que para mí.
— ¿Cómo te llamas?
— soy Amelia Wolf —dijo con una sonrisa.
—Yo soy Valery Brown, ¿Cuántos años tienes?— me agache un poco a su altura y ella me vio con una sonrisa.
—Tengo 6 años— dijo a lo que fruncí el ceño.
— ¿no está muy tarde para estar en la calle?
—Sí, pero mi mamá no sabe que salí, ella piensa que estoy dormida— hizo señas de estar dormida.
—Pero te puede pasar algo estando en la calle tan tarde— le dije tratando de convencerla de que entrara a su casa pero Amelia enrollo su lazo y me cogió la mano la cual apreté un poco.
— ¿Si te digo porque estoy afuera no me vas a obligar a entrar?— me pregunto con un tono de voz muy bajo como si me fuera a contar un secreto.
—No te puedo obligar a entrar— dije con suavidad después de arrodillarme para quedar a su altura todavía cogiendo su pequeña mano.
—James se enojó conmigo— dijo en mi oído con la voz temblorosa— le rompí su celular, pero fue un accidente yo no quería— empezó a llorar un poco— dijo que no quería verme y le dijo a mi mami...
—Y ella te regaño— dije al ver que no seguía por las lágrimas.
—sí y me mando a mi habitación, pero cuando salí a comer todos me miraban mal por romperle el celular, salí de la casa por la noche pero nadie se dio cuenta o no les importó y no quiero volver— dijo y me soltó la mano para abrazarme, yo la apreté un poco respondiendo su abrazo, me levante del suelo con ella en mis brazos.
— Ellos te quieren muchísimo— dije para animarla un poco— no importa si no lo demuestran cuando están molestos, son una familia grande— lo pensé un momento y la mire – son una manada de lobos que no saben qué hacer cuando se pierde uno de la manada— dije con una mueca graciosa haciéndola reír.
—pero no quiero entrar y que me miren como si les fuera romper todo lo que tienen— dijo con una mueca triste, a lo que suspire, sabía que no podía dejarla en la calle y no podía obligarla a entrar.
—sé que te sientes mal, piensas que no te quieren y que te pueden abandonar en cualquier momento pero no es así, esa manada de lobos te ama mucho, nunca te cambiarían u odiarían por más celulares que rompas— ella sonrió un poco pero aun con los ojos aguados se aferró a mí—puedes dormir conmigo esta noche si quieres solo si quieres.
—SI, SI QUIERO— grito y luego se tapó la boca con las dos manos al darse cuenta de eso.
—Vamos— dije mientras caminaba con ella en mis brazos hasta mi casa.
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La ventana de al lado
Teen FictionValery y Marcos han sido vecinos durante seis años sin ninguna interacción por ninguna de las partes pero un pequeño accidente y una ventana abierta hacen que las cosas cambien de un momento a otro haciendo que la vida de Valery jamás vuelva a ser...