Capitulo 9

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—Jack— dije a lo que él me vio sorprendido por lo que yo me encogí de hombros— he visto que él es uno de los que llevas a tu casa, y todo el mundo lo conoce.

—Tengo una pequeña acosadora— dijo riendo.

—No te acoso— me defendí— solo los vi cuando yo salía de mi casa.

— voy a darte el beneficio de la duda y decir que te creo, ¿Quién más?

—No conozco su nombre, es un chica— dije con algo de duda a lo que el asintió con la cabeza.

—Sí, hay una chica— dijo el— pero hay varias chicas en el mundo ¿sabes quién es?

—Creo— dije pensando un poco en todas las veces que lo he visto con sus amigos— es rubia, pero tiene las puntas verdes, pero no sé su nombre.

—Si esa es, se llama Samantha— dice y me vuelve a jalar para poder ir por un pequeño parque— te falta uno.

—No sé— pensé un poco— el de pelo naranja— dije pero el negó— como no puedo saber el ultimo— él está con un montón de personas todo el tiempo, pero aparte siempre está con los dos que mencione— no sé— dije finalmente para verlo— ¿Quién es?

—sabes que tengo hermanos – dijo a lo que asentí con la cabeza— pero por curioso que parezca solo conoces a Amelia— nunca había pensado en eso, esa familia es enorme y solo conozco a uno de sus hermanos— pero yo considero a mis hermanos como mis amigos también— dijo haciendo que cayera en cuenta que su hermano estaba en su grupo de amigos— pero tengo un hermano que está en mi pequeño grupo.

— ¿Cómo se llama?— pregunte pero él solo se encogió de hombros y se detiene, en ese momento caí en cuenta de que no tenía ni idea de donde estábamos y que en ningún momento nos soltamos las manos.

— ¿Dónde estamos?— pregunte viendo a mi alrededor un lugar de juegos para los niños y muchos árboles alrededor.

— ¿caminamos por dos minutos seguidos sin parar y en ningún momento te preguntaste para dónde íbamos?

—estaba analizando a tus amigos— me defendí.

—eres demasiado confiada te pueden secuestrar y no te darías cuenta.

—se boxear— dije con orgullo.

—si te amarran a una silla no vas a poder hacer nada— dijo pero yo me quede callada—estamos en un parque cerca de la casa, te iba a llevar a comer helado, pero pensé que eso arruinaría tu dieta.

—que considerado— dije con sarcasmo haciéndolo reír.

Puse mi vista en esa pequeña zona de juegos, no había absolutamente nadie, solo nosotros dos por lo que le solté la mano haciéndome sentir un extraño vacío, ignorando eso camine hacia el par de columpios que habían y me senté en uno de ellos, deje mi bolso a un lado y moví mis pies adelante y tras cogiendo impulso.

— ¿No estás muy grande para esto?— pregunto acercándose al otro columpio.

—nunca se está demasiado grande para nada— dije— además, me encantan los columpios— él me miro con una sonrisa y se columpio a mi lado.

Después de un rato de estar allí los dos en un tranquilo silencio, paramos de columpiarnos y solo estábamos allí sentados sin hacer nada, solo disfrutando de la compañía del otro.

— ¿Qué haces?— me pregunto al ver que recogía la mochila que anteriormente había dejado a un lado.

—Tengo hambre— dije sacando dos bolsitas de frutos secos y le entregue una, la cual acepto con una sonrisa.

La ventana de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora