Capítulo 45: El campamento | Parte dos
Árboles, tierra, hojas, ramas, y el ruidoso sonido de algunos pájaros es todo lo que nos rodea.
Comenzamos a caminar hace tan solo unos segundos y ya tengo ganas de salir corriendo. Para colmo, con cada paso que doy, comienzo a creer que no fue tan buena idea haber accedido a irme con Enzo Kast; siento que su cercanía va a complicarme las cosas un poco más.
Realmente estaba convencida de que no sabría nada más sobre él, pero me equivoqué, como siempre.
Sin embargo, y pese a que me siento ligeramente extraña estando al lado suyo, ese no es mi mayor problema en este momento.
No comprendo como alguien pudo creer que hacer esto sería una buena idea; soy consciente de que es imposible perderse en este bosque, pero ni siquiera considero claro al mapa que nos dieron como guía; parece hecho por un niño de dos años.
Ansío encontrar esas ridículas banderas cuanto antes para poder salir de aquí, y espero que la recompensa sea un viaje de regreso a casa antes que el resto.
Sé que eso no pasará, pero soñar no cuesta nada. Supongo.
Empezando a sentirme fastidiada por las circunstancias, y también un poco inquieta debido al silencio que hay entre mi compañero de equipo y yo, opto por apresurar mi paso y adelantarme, para mantenerme a una distancia prudente de Enzo.
Al menos para conservar un ápice de la poca tranquilidad que todavía me queda.
Hago una mueca mientras escudriño el lugar con la mirada. Todo a mi alrededor luce exactamente de la misma forma; se siente como si en realidad no estuviésemos avanzando.
Bufo con hastío. Algo me dice que no saldremos de aquí rápido.
Unos minutos después, me distraigo al oír la voz de Enzo pronunciando mi nombre, y me extraño al escucharla como si él estuviera lejos. Rápidamente me detengo, y con confusión, decido voltear.
Me asusto al no hallarlo detrás de mí. ¿Dónde...?
Frunzo el ceño al percatarme de que se encuentra a unos metros, en otro sendero. En seguida me apresuro en alcanzarlo.
—¿A dónde ibas?— Me pregunta una vez que me acerco hacia él.
—¿A donde indicaba el mapa?— Respondo con duda, alzando una ceja—. Creí que estabas detrás de mí.
Él pasa una mano por su cabello, para luego soltar un suspiro.
—Pues no, y según el mapa, es por aquí— Me enseña la imagen en su celular y suelto un gruñido comprendiendo que tiene razón.
Genial, no me bastó con ser la peor jugando en las anteriores actividades; también soy un desastre orientándome.
Estábamos yéndonos por caminos distintos. Si bien mi intención era guardar distancia de él, no me refería a tanta distancia...
—¿Sabes? Creo que, por las dudas, yo debería tener el mapa. No tengo ganas de perderme sola por este lugar— Admito, y sin esperar por su respuesta, extiendo mi mano hacia su móvil, dispuesta a tomarlo. Sin embargo, él me lo aleja.
—Yo creo que lo mejor es que te quedes junto a mí y listo; de esa forma no vas a perderte sola por el bosque— Propone, con una pequeña sonrisa burlona que logra desestabilizarme ligeramente—. Somos un equipo, no podemos alejarnos. Te aseguro que no muerdo, Candy.
—Pero...— Amenazo con replicar, pero nada sale de mi boca.
No tardo en resignarme. Enzo tiene razón, somos un maldito equipo, no puedo estar apartada.
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Endulzando a Candy ©
Teen Fiction❝Lo único que Candy tiene de dulce, es el nombre❞ Detrás de esa carita de ángel se encontraba una chica con un carácter de mierda, actitud rebelde y bastante amargada. Candy era el tipo de persona con la que Enzo no quería tener problemas, y Enzo e...