Capítulo 31: Félix
—No me digas que estabas intentando pasarte de ventana, Candy— Mi padre aprieta el puente de su nariz con consternación—. Entiendo que a tu edad las hormonas están como locas, pero...
Mi rostro se torna totalmente rojo y no me atrevo ni siquiera a mirar a Félix.
En una décima de segundo opto por bajarme de la ventana y lanzarme sobre la cama. Esto es totalmente vergonzoso.
—¡No estaba intentando pasarme de ventana!— Intento explicarle a mi padre, quien parece realmente escandalizado.
—Luego de la excusa del labio a ti no te creo nada— Me señala, para luego dirigirse hacia el otro—. Félix, en ti sí confío, te escucho. ¡Y deja de esconderte!
¿Lo acaba de llamar por su nombre? ¿¡Y dijo que confía más en él que en mí!? Estoy un poco desconcertada... para empezar ni siquiera tenía la más mínima idea de que se conocían.
Mi vista se posa por inercia en la ventana de al lado, en donde el sujeto de rulos está escondido detrás de su cortina azul.
Esto salió terriblemente mal.
Mi objetivo era que simplemente se asome y así poder confirmar mis sospechas, no que se asome sin pantalones y que encima justo en ese mismo instante mi padre decidiera ingresar a la habitación.
Ahora por esa razón, la situación fue —Para mi mala suerte— tergiversada por completo.
Eso denota que mi padre no me conoce del todo bien, ¿Realmente cree que soy capaz de cruzar de una ventana hacia otra sin morir en el intento? Claro que no. Pueden ser tan solo dos metros, pero jamás en mi vida me arriesgaría a hacerlo.
Mi progenitor observa de forma expectante a Félix, viendo como este deja de ocultarse y se asoma nuevamente, solo encargándose de cubrir de la cintura para abajo.
—Señor Dobbs, yo le aseguro que... No lo sé, no entiendo nada, recién me despierto— Afirma con una expresión de confusión y vergüenza.
Pobre chico.
—Te conozco desde que eras un niño, qué decepción.
—¡Pero...!
Suelto un suspiro con frustración. ¿Cómo se supone que deba explicar la situación? ¿Y por qué él conoce a Félix desde que era un niño?
Detrás de mi padre, Lía se asoma de forma curiosa con cara de «¿Qué rayos está sucediendo aquí?»
—Candy, tenemos que hablar de forma seria— Sentencia el adulto—. Y no pongas esa cara, en algún momento iba a suceder.
Si hubiera sabido que esto sucedería, realmente hubiera preferido quedarme con la duda.
Este día parece infinito. Ni siquiera puedo descansar en paz luego de la horrible fiesta... ¡Exijo tener tan solo un día tranquilo y sin mala suerte!
Sin verme en ventaja como para negarme ante la orden de mi padre, me pongo de pie y comienzo a seguirlo desde el piso de abajo.
Sé a la perfección qué es lo que va a preguntarme y relacionado con qué cosas. Sigo creyendo que jugar al psicólogo conmigo no es una gran idea, y que esa estupidez de querer «Ayudarme» como si necesitara ayuda, me parece ridículo.
Estoy segura de que mi madre le exageró todo.
Antes de cruzar la puerta volteo en busca de Félix. Él aún se ve confundido y continúa cubriéndose de la cintura para abajo con sus cortinas, lo cual hace que internamente me escandalice de nuevo al recordar lo que vi.
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Endulzando a Candy ©
Novela Juvenil❝Lo único que Candy tiene de dulce, es el nombre❞ Detrás de esa carita de ángel se encontraba una chica con un carácter de mierda, actitud rebelde y bastante amargada. Candy era el tipo de persona con la que Enzo no quería tener problemas, y Enzo e...