Capítulo 13 | Amargada

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Capítulo 13: Amargada

—¿Cómo... sabes eso?

—Yo sé muchas cosas, querida— Responde Kayla, poniendo el auto en marcha y comenzando a conducir—. No soy estúpida, dos de mis tantas cualidades son la intuición y la buena observación— Añade haciendo énfasis en tantas.

—A ver— Me cruzo de brazos tras su comentario vanidoso—. Sé clara, ¿Cómo lo supiste?

—Le revisé el teléfono celular a Lía.

—Bueno, eso quiere decir que otra de tus características es ser una chismosa, anótalo para contárselo a la próxima persona a la cual le ofrezcas tu carta de presentación.

—Qué graciosa— Acota con sarcasmo, con la vista puesta en el camino—. No creo que te convenga demasiado serlo, es decir, imagina lo que dirá mamá cuando descubra que tu trabajo es... Cuidar de niño. Patético.

—Patético es ser mayor de edad y seguir siendo mantenida por tus padres— La miro.

Al ser una hija perfecta, Kayla jamás debió mover un dedo para conseguir lo que ella quería. No importa que tan estúpido e innecesario haya sido lo que quería, tarde o temprano se lo daban. Mi hermana no conocía el concepto de conseguir las cosas por su cuenta.

Y en cierto punto, aunque jamás lo admita en voz alta, envidio eso de ella.

Con respecto a lo que hizo, al menos tengo a mi favor el hecho de que Kayla no sabe que ser niñera no es realmente mi trabajo, sino una especie de deuda que debo cumplir por rayarle el auto a Enzo Kast.

—Ella no va a descubrir que no trabajo en una librería como dije— Continúo hablando, tras el silencio que se formó por mi último comentario—. O prometo que intentaré matarte mientras duermes, y no es una broma.

Kayla sonríe en respuesta. No parece molesta por lo que le dije, y por alguna razón siento que esta vez puedo confiar en ella.

—Guardaré el secreto, pero no será gratuito, así que cuando necesite algo de ti debes estar ahí, ¿Está bien?

—¿Tengo otra opción?— Alzo una ceja.

—No realmente.

Ahí está su forma de manejar las cosas: «Cuando necesite algo de ti...» ella siempre necesita cosas de los demás, y como dije antes, nunca se esfuerza por algo. Eso es lo que logré entender con el tiempo, de todas formas es mi hermana y quiera o no, vivimos juntas desde siempre. Suficiente tiempo para conocerla.

Los minutos pasan y ambas nos quedamos en silencio. Durante el resto del viaje me la paso absorta en mis pensamientos, cosa que me hace pasar desapercibido al horrible gusto musical de mi hermana.

Cuando llegamos, ella acomoda su auto dentro del jardín de mi casa, y yo me dirijo rápidamente a la puerta. Estoy agotada. Pensar que esto tendrá que volverse una rutina para mí es como una tortura.

Unos errores antes de que esto sucediera, lo único que hacía era llegar del instituto y encerrarme en mi cuarto. Salía de vez en cuando con Claire, o a pasear al perro, pero salir no era algo que disfrutara completamente.

Amargada.

Candy Dobbs es una amargada que no sabe divertirse.

O eso escuché que los demás decían.

Debo estar bastante afectada como para pensar que lo que la gente del instituto dice es real. Pero, ¿Es real?

En este caso supongo que sí.

Endulzando a Candy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora