Capítulo 38 | Enzo, Enzo y más Enzo

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Capítulo 38: Enzo, Enzo y más Enzo

Enzo.

Enzo.

Enzo.

Es lo único que escuché que dijo Claire en todo el maldito día.

No basta con tenerlo paseando por mi mente una y otra vez, también tengo que escuchar a mi mejor y única amiga hablando de lo encantador, divertido, perfecto e increíblemente atractivo que es.

Estoy harta y molesta. No sé por qué me siento molesta, quizás ya me estoy haciendo alérgica a escuchar su nombre, ya sea en mi mente o proveniente de los labios de otra persona.

Me estoy volviendo loca.

Al parecer, la salida de ayer entre Claire y Enzo salió a la perfección; fueron a comer, a tomar un helado, conversaron más, se besaron, y pasaron muchas cosas más a las que ni siquiera quise prestar atención en el momento en el que Claire me las contaba durante el receso.

De repente, siento a mi teléfono celular vibrar en mi bolsillo, por lo que me distraigo de mis pensamientos y automáticamente hago una mueca de molestia por tercera vez en el día al deducir de qué se trata: Mi querida amiga sigue contándome los detalles restantes que no tuvo tiempo de contarme durante el horario escolar.

Agh.

No me molesto en tomarlo y continúo enfocándome en el camino. Me encuentro con Alessia, ya que acabo de ir a buscarla de la escuela.

Ayer estuvo todo el día rogándome para que hoy la llevara al parque, así que no me quedó más opción que acceder, y por esa razón, en este instante nos estamos dirigiendo hacia allí.

—¿Por qué estás tan enojada? —Habla ella, llamando mi atención.

—No estoy enojada— Frunzo el entrecejo, mirándola.

—Pero pareces enojada. O sea, siempre luces enojada, pero hoy lo estás más que siempre— Hace énfasis en la palabra «Más».

—Estoy normal. Es mi cara— Me limito a responder.

No sé porque cree que estoy enojada; estoy igual que siempre. Solo harta de escuchar el nombre de Enzo por todas partes, nada más.

—Mi hermano y tú son raros— Menciona cono si pudiera leerme la mente, mientras juega a evitar pisar las líneas de la vereda.

—¿Por qué lo dices?— Aprieto mis labios y la observo con curiosidad.

Ahí va otra que me habla de Enzo.

—Él también se comportó raro estos días— Ella se encoje de hombros.

La miro con extrañeza sin saber a qué se refiere y acomodo mejor su mochila escolar sobre mi hombro derecho. Me pregunto qué llevará aquí adentro que pesa tanto, ¿Sus cuadernos serán de ladrillo?

En ese momento, mi móvil vuelve a vibrar. Resoplo y esta vez decido tomarlo, no sin antes mirar cuántas personas somos en esta calle; no quiero que me roben el celular.

Mis ojos se enfocan en el aparato y, como supuse, son más mensajes provenientes de Claire. No siento que esté bien seguir ignorándola; de todas formas, está usando la computadora de su madre con la excusa de que se encuentra haciendo tarea para poder escribirme.

Opto por leer de forma rápida sus primeros mensajes, que son solo más detalles de su cita con Enzo. Estoy a punto de responder algo para que no crea que lo que me está contando no me interesa, pero la última parte llama mi atención:

16:17
[Claire]: ¿Y sabes qué?

16:17
[Claire]: Lo único extraño fue que por momentos creí que Enzo ya no tenía interés en mí.

Endulzando a Candy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora