Capítulo 3: El caramelo es por Candy
Sus ojos café me observan con un brillo de diversión. En cuanto Kast se dio cuenta de la situación, se reincorporó rápidamente, pero yo seguía en el suelo, y eso parecía ser muy divertido para él.
Solo para él.
—¿Te ayudo? —Con una sonrisa, extiende su mano hacia mí. ¿En serio espera que la tome?
Hago caso omiso a su intento de ayuda y con mi mejor cara de disgusto le enseño que puedo hacerlo sola.
Rápidamente me dedico a sacudir la tierra de mi uniforme. Ahora es un sucio uniforme por segunda vez.
Al parecer siempre que él está cerca las cosas son así, yo cubierta de lodo, tierra o cosas relacionadas.
Y no quiero acostumbrarme.
Creí que después de vengarme finalmente no sabría nada más de él, pero al parecer no vive tan lejos. Es la única explicación que le encuentro al hecho de que nos hayamos encontrado en el mismo estúpido parque de todos los que hay por la ciudad.
Agh. Tan solo una semana desde que supe de su existencia y ya la misma está dándome dolor de cabeza.
Intento no mirarlo, por lo que me enfoco en el saco de pulgas que hizo que todo esto sucediera. Al parecer hizo un nuevo amigo y está feliz. Deduzco que esa fue la razón por la cual corrió despavorido.
Aún sin verlo, siento la mirada de Enzo sobre mí.
—¿Estás enojada conmigo cuando fuiste tú la culpable de que tu perro me haya tirado? —De reojo noto que el espécimen aún permanece sonriendo, y aunque sea una sonrisa leve y de boca cerrada, me molesta su falsa actitud de persona agradable.
—No estoy enojada.
Sí lo estoy.
—Es mi cara —Añado—. Y este no es mi perro.
Tomo la correa del perro de inmediato, no hace falta mencionar que será la última vez que lo saque a pasear. Todavía mantengo mi mirada sobre él para evitar la de Enzo. Si veo una vez más su sonrisa irritante, intentaré matarlo.
—Me doy cuenta. ¿De casualidad sabes sonreír? —Sé que su rostro continúa expresando diversión, aún cuando no hay nada divertido. La única vez que tuve la oportunidad de verlo serio fue cuando le rayé el auto.
De inmediato frunzo el entrecejo.
¿No se supone que él debería estar llorando y sufriendo por su auto?
Me pierdo unos segundos en mis pensamientos. No pude haberme confundido de auto porque escuché a la perfección como lloraba por él, ¿Entonces?
Disperso mis dudas e intento concentrarme en lo que sucede, apresurándome a responderle:
—¿Y tú no te cansas de sonreír todo el tiempo como un idiota? —Alzo una ceja.
—La verdad que no —No se ofende por mi comentario.
—Se nota... —Musito en respuesta.
Volviendo inevitablemente a lo anterior, no creí que seguiría tan feliz luego de dibujar un caramelo en su horrible auto, es más, fue algo reciente. ¿Por qué sigue feliz? ¿Su padre aún no lo vio? No tiene el uniforme del instituto, por lo que supongo que sí fue a su casa...
¿Todo fue en vano?
—¿Y por qué te molesta mi sonrisa? —Me sorprende que vuelva a hablar. Creo que este chico no capta el «No quiero hablar contigo». ¡Ni siquiera lo conozco!
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Endulzando a Candy ©
Teen Fiction❝Lo único que Candy tiene de dulce, es el nombre❞ Detrás de esa carita de ángel se encontraba una chica con un carácter de mierda, actitud rebelde y bastante amargada. Candy era el tipo de persona con la que Enzo no quería tener problemas, y Enzo e...