Capítulo 50 | Novio falso | Parte dos

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Capítulo 50: Novio falso | Parte dos.

La bienvenida que me da mi familia logra ponerme de mal humor en cuestión de segundos. Me incomoda un poco sentir que soy el foco de atención.

Suelto un pequeño suspiro disimulado para guardar la calma. De reojo le echo un vistazo a Enzo, que también parece haberse puesto ligeramente incómodo.

Enseguida una de mis tías, la hermana mayor de mi madre, —Y quien segundos atrás se encontraba cuchicheando al verme a mí y a Enzo—, se acerca a saludarnos a ambos con un fingido entusiasmo.

—¡Candy! ¡Estoy tan feliz de verte!— Exclama, dándome un molesto doble beso en ambas mejillas. Inevitablemente se me escapa una mueca de horror—, Janet nos mencionó que tenías novio, ¡Pero creímos que era una broma!

Alzo amas cejas tras su comentario.

—Ja —Fuerzo una sonrisa con incomodidad—, ¡Pues parece que no!

Ella se limita a regalarme una sonrisa de boca cerrada; es probable que haya captado la expresión de disgusto en mis facciones. Sin saber qué responderme, se dispone a saludar a Enzo y luego simplemente continúa con el resto de mi familia, quienes todavía se encuentran de pie a mi lado.

«Creímos que era una broma»

Qué sutil.

Muy lejos de la realidad no están, ya que esto del noviazgo es totalmente falso, pero ¿Realmente es tan raro verme con pareja? Es verdad que ni yo misma me puedo imaginar teniendo una, pero aún así me molesta que les parezca tan extraño.

Me siento un poco ofendida. Dije que pondría de mi parte, pero ya me siento a la defensiva sin poder evitarlo. La tolerancia no es mi fuerte.

En pocas palabras, interpreto que mi familia materna me ve como un bicho raro. No sé ni por qué me sorprendo.

Suelto un resoplido disimulado.

Cerca mío, mi madre y Blas se disponen a acercarse a la mesa en donde se encuentra toda mi familia y así saludarlos uno por uno. Como no tengo más opción, mis hermanas, Enzo y yo hacemos exactamente lo mismo.

Me quejo un poco internamente; una de las cosas que más detesto de los lugares en donde hay mucha gente es tener que saludar a todos uno por uno.

Eso me recuerda por qué no voy a ningún lado.

Antes de acercarme al resto, le echo un vistazo a Enzo, para ver su expresión. Enzo está echando el contacto visual con el resto, revelando su incomodidad por culpa de la situación, ya que es consciente de que varias miradas curiosas están puestas sobre él.

Esbozo una pequeña sonrisa divertida. Supongo que hasta alguien extrovertido puede sentirse avergonzado en situaciones así.

En respuesta, toco ligeramente su hombro para llamar su atención. Una vez que lo consigo, le regalo una pequeña sonrisa con complicidad, tratando de aliviar su incomodidad. Él me observa en silencio, y noto un destello de satisfacción en sus ojos tras mi acción. Sin saber bien por qué, enseguida aparto la mirada, sintiéndome sorprendida por mi propio gesto.

Para mi suerte, esto de saludar a todos se pasa de forma veloz; por mi parte, me limito únicamente a soltar un desganado «Hola» en automático. Tengo a mi favor que, aunque no les tenga mucho aprecio, esta es mi familia y ya me conocen, por lo que no supone mucho un problema irradiar ganas de salir corriendo.

Sin embargo, la vergüenza me invade en cuanto oigo como dos de mis tíos saludan a Enzo con exaltación. Mi rostro empieza a sentirse caliente cuando, mientras tanto, uno de ellos le dice «No podemos creer que nuestra pequeña Candy ya tenga pareja».

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2023 ⏰

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Endulzando a Candy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora