Capítulo 20 | Pensamientos extraños

2.3K 285 78
                                    

Capítulo 20: Pensamientos extraños

ENZO

Jugueteo con una parte del cubre-volante de forma aburrida. Con mi otra mano intento sostener mi rostro.

Hace unas horas llamó el hermano de Félix para avisarme que mi auto ya estaba libre de ese garabato feo hecho por la persona sentada detrás de mi asiento. Ni bien pude salir del instituto, lo fui a buscar, y por consecuencia me perdí el entrenamiento de hoy. En otra situación me hubiera frustrado el habérmelo perdido, pero este no es el caso. Además, ya que ahora que no debo trabajar me volví a inscribir en un club cerca de mi casa, lo que me mantendrá ocupado varios días durante la tarde.

Me hace sentir bien poder tener mis tardes libres para hacer lo que me gusta o simplemente para poder salir más con los idiotas de mis amigos.

Me cuesta admitirlo pero en parte me alegro de haber conseguido que Candy sea la niñera de mi hermana; de lo contrario, lo que debería hacer sería cuidarla, ya que mi padre no puede hacerlo.

Y Danielle... Dudo que pueda hacerce cargo de otra persona.

Quien será la niñera oficial de Alessia aún continúa de viaje. Por ese motivo, si no tuviera que haber —Sutilmente— obligado a Candy a ser la niñera temporal de mi hermana no hubiera conseguido a otra que acepte el trabajo de forma voluntaria; ella puede ser realmente un dolor de cabeza.

Observo con una leve sonrisa distraída a la parte delantera del auto. No pensé que iba a extrañarlo tanto. De todas formas, fue un regalo de mi madre y una de las últimas cosas que quedan de ella. De ahora en más debo cuidarlo mejor... y mantenerlo alejado de locas con alma de artistas.

De todos modos, fue un pésimo día para recuperarlo. La tormenta comenzó en cuanto comencé a conducir, y a pesar de que fue mi elección venir por mi hermana, internamente me duele que mi auto esté siendo víctima de la lluvia.

Por décima vez, doy una mirada por el espejo retrovisor para ver qué está haciendo Candy. Supongo que es debido al gran aburrimiento con el que cargo que repita constantemente la acción de observarla.

Eso o simplemente tengo miedo de que me ahorque desde su lugar. No lo sé.

Sus ojos verdosos observan la pantalla de su teléfono celular de forma concentrada. Ahogo una risa en cuanto la veo hacer muecas raras, parece que está discutiendo con alguien mediante algún chat.

Está completamente mojada.

Decirlo así suena... Me refiero a mojada por la lluvia, nada sexual, aunque la frase lo sea.

Creo que el aburrimiento está comenzando a afectarme.

Interiormente sufro por ver mis asientos húmedos por su culpa; realmente debería intentar mantener a Candy alejada de mi auto.

Me dedico a observarla un poco más, con curiosidad. De todas formas no es como si los autos delante del mío avanzaran; al parecer ocurrió un accidente más adelante, por lo que estamos atascados hace una buena cantidad de minutos.

Cubierta por agua de lluvia su rostro se ve un poco más angelical de lo usual. Sí, la loca es bonita, y su cara irónicamente me parece angelical, pero aquel pensamiento se esfuma en cuanto la conoces.

Su cabello oscuro está un poco enredado; y al pensar en cabello no puedo evitar pasar una mano por el mío, en definitiva tengo una obsesión con hacer eso.

—¿Por qué me miras con esa cara?— Me sobresalto un poco y mis pensamientos se dispersan de forma veloz.

—¿Cara de qué?— Le pregunto, haciéndome el desentendido y fingiendo que no estaba observándola.

Endulzando a Candy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora