Capítulo 49 | Novio falso | Parte uno

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Capítulo 49: Novio falso | Parte uno

De problema en problema, ese sería un resúmen perfecto para describir estos últimos meses.

Luego del lunes, quedé bastante desestabilizada sobre qué hacer con todo lo que está sucediendo. Sabía que evitar a Enzo Kast no iba a ser una tarea sencilla; pareciera que el mundo nos quiere cerca con mucha insistencia, ya que resulta imposible liberarme de él.

¿Quién lo diría? Por culpa de mi manía de meterme en líos, ahora es cuestión de horas para que él conozca a mi familia. A la peor parte de mi familia, de hecho.

Estoy intentando no hacerlo para no colapsar y sentirme nerviosa —Así como me sentí todos estos días—, pero en realidad sé que tengo que pensar qué hacer con él y con ese tema de que cree sentir algo por mí.

Esconderme de Enzo en el instituto hasta que termine el año es una opción totalmente descartada; no solo porque, como mencioné con anterioridad, la vida no me lo permite, sino también porque sería ridículo y muy infantil.

Aún no supero que el lunes me haya visto salir del hueco de la escalera y que se haya dado cuenta de que estaba evitándolo a él. Estoy comenzando a sospechar que poseo el don de pasar vergüenza.

De todas maneras, realmente no sé qué hacer. Jamás me encontré en una situación como esta. Enzo enloqueció; yo nunca podría corresponder de ninguna manera, ni siquiera me imagino siendo tierna o cariñosa con alguien; jamás seríamos compatibles y todo terminaría mal.

Me conozco a la perfección y sé que nunca funcionaría algo así. Así que no, no estoy para nada interesada.

No obstante, no puedo dejar de pensar en lo que me dijo en la llamada que tuvimos. Si planea decirme algo esta noche, ¿Tendrá que ver con algo sobre lo que dijo el sábado?

Realmente espero que no o las cosas no saldrán bien.

Suelto un suspiro de cansancio.

Últimamente parezco una niña de ocho años aterrada y nerviosa que no sabe cómo actuar, y mi tendencia a huir de los problemas no está ayudándome mucho.

Con los ánimos por el subsuelo, decido de una vez por todas levantarme de la cama. Estoy encerrada en mi habitación hace dos días; lo único que hago es ir al instituto y encerrarme nuevamente aquí, exclusivamente para sobrepensar y holgasanear todo el día.

Jamás creí que iba a decir esto, pero ser la niñera de Alessia al menos me hacía sentir productiva.

Me siento estúpida por, en ese entonces, creer que mi mayor problema era cuidarla. Con la cantidad de problemas que tengo actualmente, ser niñera del pequeño monstruo sería el menor de los males.

Pff. De verdad extraño a la mocosa.

Con aburrimiento, decido caminar hacia mi armario para poder empezar a buscar qué ponerme para hoy a la noche. Aún no puedo creer que no conseguí salir del problema de tener que ir al cumpleaños de mi abuela, y para colmo; no sola, sino que con la compañía de Enzo Kast fingiendo ser mi novio.

Cada vez que lo recuerdo, entro en pánico.

Será un desastre, algo me lo dice.

Año tras año soy obligada a asistir a todo tipo de eventos familiares, lo cual hace tiempo dejó de ser un problema, ya que la mayoría de las veces me las arreglé para no ir. Sin embargo, del «evento» familiar del cual nunca pude escapar es justamente del peor de ellos: el cumpleaños de la progenitora de mi madre. Solo el año pasado fingiendo estar muy enferma pude evitar ir; pero más allá de esa vez, jamás conseguí evadirlo.

Endulzando a Candy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora