Capítulo 6 | Puedes trabajar

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Capítulo 6: Puedes trabajar

Me siento sobre la ventana mientras I was made for lovin' you, una de mis canciones favoritas, suena ruidosamente por toda la habitación. La puerta está cerrada con llave y nadie puede molestarme. Este es uno de mis momentos favoritos del día.

La semana escolar me agotó. Y no me refiero a las tareas o a las clases, sino a los problemas en los que me logré meter.

Aún no encontré la forma de pedirle el dinero a mi madre. Es decir, no puedo decirle: «¡Hey! ¿Cómo estás? Sé que soy tu hija menos favorita, pero quería decirte que necesito dinero porque... Bueno, rayé un auto como venganza y, si no le doy el dinero al dueño me podrían expulsar del instituto»

No.

Ella no puede descubrir lo que pasó, porque ahí sí que estoy muerta.

Me parece humillante tener que darle dinero a Enzo Kast por rayar su auto cuando esa fue mi forma de vengarme, y odio no tener otra opción, pero nunca fui de tener buena suerte, así que es el precio que tengo que pagar.

¿Será el karma? Quizás.

Comienzo a tararear la canción que está sonando hasta que me distraigo al oír a alguien tocando la puerta entre toda la ruidosa música. Observo el equipo en la esquina de mi habitación y me dirijo hacia él dispuesta a aumentar aún más el volumen. No pienso abrir la puerta, deduzco que no será nada importante, es decir, no se está quemando la casa.

Supongo.

'Cause girl, you were made for me
And girl I was made for you...

En un intento de entretenerme con algo, unos minutos después me siento en el tocador del cuarto. Me dedico a observarme y me arrepiento al instante. Mi maquillaje está completamente arruinado y soy algo similar a un mapache.

Un mapache enojado al que le quitaron su comida.

Quizás Claire tenga razón y me la paso seria y enojada...

Vuelvo a mirar el espejo e instantáneamente doy un grito al ver al clon de la llorona entrando por la ventana de la habitación.

Me sobresalto y giro rápidamente, encontrándome a Kayla.

—¿¡Qué haces!?— La miro sorprendida e intento que me escuche sobre la música.

La mayor me ignora y se dirige a la máquina, apagándola y dejando el lugar en un extraño silencio.

—¿Estás loca?— Le pregunto de forma agresiva luego de unos segundos—. ¿Cómo es que subes por la ventana como si nada? ¡Estamos en el segundo piso!

—Tenía que apagar esa mierda— Suspira aliviada, sin responder del todo a mi pregunta. De mi parte, su lenguaje logra sorprenderme ligeramente.

—No sabía que decías ese tipo de palabras— Me doy el lujo de burlarme un poco.

Jamás había visto a mi hermana escalar por la ventana para apagar mi música, es más, lo que ella haría normalmente es quejarse con la jefa mayor y listo. A pesar de eso, me preocupa más pensar en lo que hubiera pasado si caía... Pero Kayla no se ve asustada o nerviosa, y lo trata con normalidad.

—Te quedarás sorda si sigues escuchando a un volumen tan alto.

—¿Podrías responder a mi pregunta, Kayla?

La aludida hace un gesto desdeñoso.

—Fue mi única opción. Tengo que estudiar y tu música está resonando escandalosamente por toda la planta alta.

Endulzando a Candy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora