Capítulo 29 | Después de la fiesta

2.4K 279 54
                                    

Capítulo 29: Después de la fiesta.

Nunca habría adivinado que la persona que me encerró en aquella habitación sería alguien perteneciente al equipo de fútbol del instituto; pero no soy la única, Enzo luce igual de sorprendido que yo.

—¿Noah?— Lo escucho preguntar, atónito. 

Comienzo a observar de forma atenta como el sujeto que me encerró en aquella habitación sale de la piscina con un semblante molesto. Lo veo comenzar a escurrir su disfraz bajo las miradas de extrañeza por parte de algunas personas en la piscina y rápidamente aprovecho ese momento para dar un paso al frente dispuesta a enfrentarlo, pero Enzo se me adelanta y sin perder tiempo, se acerca hacia él. 

Al verlo moverse, me detengo en mi lugar de forma dubitativa. ¿Por qué Enzo sigue queriendo ayudarme? 

Es extraño.

A pesar de que fue mi idea el hecho de perseguir a ese tal Noah, agradezco que él haya venido a ayudarme aunque no sea su obligación hacerlo, porque realmente no estoy segura de lo que debo hacer ahora, y toda esa valentía que me invadió al momento de buscarlo, ya se esfumó. Finalmente, decido quedarme junto a Claire, expectante.

Algunas personas a nuestro alrededor observan la escena con curiosidad, ya que la música no se oye tan fuerte desde aquí, permitiendo que se escuche todo a la perfección. Sin embargo otras aún continúan sumergidas en su propio universo. Claire, a mi lado, me pregunta qué es lo que está sucediendo, pero no le respondo, no quiero distraerme.

—Escucha, esto no es tu asunto, amigo— Habla el tipo, sosteniendo lo que era la máscara de su disfraz entre sus manos—. No te metas.

A Enzo no parece hacerle gracia aquella exigencia; su semblante se mantiene serio. 

—¿Qué es lo que buscabas hacer?— Ignora sus palabras.

—¿Ahora te pondrás de su lado? Creo recordar que una vez mencionaste que rayó tu auto.

—Contesta— La voz de Enzo se eleva al no obtener la respuesta que quiere.

—Era solo darle un susto... Tampoco hay que exagerar—. Intenta aliviar la situación—. Seamos sinceros, la perra se lo merece; golpeó a mi hermana e hizo que se fuera del instituto, lo que iba a suceder era mucho menos grave que eso; incluso se merecía más.

Mi sangre hierve tras sus palabras, por lo que me doy cuenta de que quedarme parada a unos metros es algo tonto. El asunto tiene que ver conmigo, por lo que yo soy la persona que debe estar allí.

Con un poco de duda, avanzo hacia ellos, dispuesta a enfrentarlo.

—¿A dónde vas?— Pregunta Claire cuando me ve alejarme, pero no volteo a verla. Ella realmente no entiende nada de lo que sucede.

Enzo me regala una mirada de desaprobación en cuanto me planto frente a ambos. Antes de que me diga algo, me dirijo con un evidente enojo hacia el de cabello negro:

—Te dije mil veces que yo jamás golpeé a tu hermana.

—No puede ser... Ahí vas otra vez con esa mierda. ¡Estoy harto de que ni siquiera te atrevas a aceptarlo!— Su mandíbula se tensa y siento a Enzo ponerse alerta, pero mis ojos siguen clavados en los del idiota frente a mí.

—No eres más que un estúpido que se deja llevar por unos simples rumores, ¿Al menos te encargaste de descubrir la verdad? No lo creo. Pero, ¿Qué podría esperar de alguien que ni siquiera sabe escaparse de un lugar de la forma correcta?— Escupo con veneno, apretando mis puños. Estoy comenzando a perder el control, y los pequeños flashbacks en mi mente hacen que mi enojo aumente aún más.

Endulzando a Candy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora