Capítulo 28: La fiesta | Parte cuatro.
—¿Quién te dijo que estarías sola, caramelito?
Tan solo esa simple pregunta logra que me paralice por completo. Un escalofrío me recorre por la espalda de forma instantánea.
Por unos segundos me mantengo en mi lugar, sin saber cómo reaccionar o qué hacer. Ni siquiera me atrevo a voltear. Creí que la habitación estaba completamente vacía y que me habían encerrado aquí adentro sola.
No con alguien.
—¿No vas a darte la vuelta, Candy? No me digas que tienes miedo— Vuelve a hablar aquella voz masculina que no reconozco.
Trago saliva.
Me siento patética al haber caído tan fácilmente en algo como esto. Realmente creí que Claire estaba en problemas. Ya lo repetí mil veces, pero sabía que venir aquí era un maldito error. Y no, no me estoy refiriendo a la habitación, hablo de venir a esta fiesta.
El hecho de estar en una situación que no está bajo mi control hace que mis nervios aumenten aún más.
¿Qué es lo que planean? Sé que quienes están detrás de esto son del instituto, pero... ¿A qué quieren llegar? ¿Cuál es el objetivo? ¿Burlarse de mí y subirlo a internet? ¿Una simple broma para molestarme?
Muchas preguntas invaden mi cabeza en este momento, y lo que más me molesta es no tener una respuesta.
Suelto un suspiro y aprieto de forma fuerte mis ojos mientras me dispongo a voltear lentamente. Debo calmarme y de una vez por todas averiguar quién es la persona que se encuentra encerrado aquí conmigo.
Una vez que lo hago, mi mirada se desplaza de forma minuciosa desde la punta de sus zapatos hacia sus ojos. El sujeto lleva unos zapatos negros, jeans de un muy oscuro color granate, una camisa cubierta de un chaleco de gala negro, una corbata del mismo color que sus jeans y una galera que cubre su cabello, el cual no distingo si es castaño o negro. Es delgado, pero aún así se ve atlético, y mide unos cuantos centímetros más que yo. A simple vista, no puedo reconocerlo por su físico, y mucho menos por su voz, pero su rostro es lo que más me inquieta, porque...
No puedo verlo.
Está cubierto por una terrorífica máscara de plástico, lo cual hace que se me erice un poco la piel.
El cuarto de mi amiga es bastante grande, y sus paredes son de color blanco, lo cual forma un contraste con su pequeña cama y varios muebles y repisas que hay, ya que estos son de color negro. Además, está repleto de posters y de cuadros con sus fotos. Todo en esta habitación grita «Claire», pero en este momento, debo admitir que el lugar luce bastante tétrico.
El ambiente me recuerda al de una escena de película de terror, no solo por la horrible máscara que está utilizando la persona de pie a tan solo unos metros de mí, sino también por el hecho de que la habitación permanece con las luces apagadas, y la única iluminación que hay es la luz de la luna entrando por la ventana. Sumado a que la ruidosa música subyace; no se logra apreciar del todo en la habitación debido a que se escucha de forma ahogada gracias a la puerta cerrada, lo que me genera una sensación extraña.
—¿Quién eres?— Son las únicas palabras que alcanzan a salir de mi boca luego de analizar todo a mi alrededor. Mientras tanto, lo observo con recelo.
Mierda.
Debo concentrarme y no mostrarle que estoy asustada. No pienso dejar que se salga con la suya.
—¿Que quién soy?— A pesar de no poder verlo, por su tono de voz noto que parece disfrutar la situación—. ¿No me reconoces?
—Tienes una horrible máscara puesta— Respondo con un semblante serio—. Si van a hacerme una pequeña broma, al menos podrían ser menos cobardes y mostrar sus rostros— Para mi suerte, mi voz suena fuerte y clara a diferencia de mi pregunta anterior.
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Endulzando a Candy ©
Teen Fiction❝Lo único que Candy tiene de dulce, es el nombre❞ Detrás de esa carita de ángel se encontraba una chica con un carácter de mierda, actitud rebelde y bastante amargada. Candy era el tipo de persona con la que Enzo no quería tener problemas, y Enzo e...