Capítulo 23 | Mal humor

2.2K 271 88
                                    

Capítulo 23: Mal humor

El partido de fútbol había terminado de forma espantosa.

El equipo de Lavrell, mi instituto, había sido derrotado, y uno de los jugadores principales terminó en el suelo, aparentemente lastimado.

Sí. Me refiero a Enzo Kast.

No pude lograr ver que sucedió después, debido a que en seguida aquella competencia fue suspendida, y todos debimos regresar a nuestras clases.

Los alumnos se pasaron el resto del día hablando de aquel partido, y el nombre de Enzo resonaba por todo el maldito instituto. Lo suficiente para empeorar mi humor.

Si el partido no me interesaba en absoluto, mucho menos me interesaba cómo esté él o lo qué le haya podido suceder.

Durante mi clase, no volví a hablar con Claire luego de que me abandonara en aquellas gradas. ¿Qué clase de persona incentiva a alguien a ir a ver un deporte que ni siquiera le gusta y luego acaba por abandonarla?

Aún sigo enojada.

Arrojo el detestable uniforme nuevo del instituto sobre mi cama y decido rebuscar en mi armario otra cosa para ponerme; eligiendo un jean y una simple remera, debido a que hoy hace calor.

De todas formas, la vida sigue y debo ir a cumplir mi estúpido rol de niñera.

Según mis cálculos, no falta mucho tiempo para que tenga que dejar de hacerlo, y realmente espero aquel momento con ansias.

Habré cumplido con la deuda sobre el incidente con el preciado auto de Enzo, y seré libre.

Ya no tendré que soportar a Alessia, ni a su hermano.

Y mucho menos intentar comportarme de buena forma con él, que si bien volvería todo más sencillo, me cuesta un infierno.

Miro la hora en mi teléfono celular. Aún me queda algo de tiempo antes de tener que salir.

—Candy— Mi madre abre la puerta de mi habitación de forma lenta, seguido de adentrarse en ella.

—Creí que estabas trabajando. ¿Ahora qué sucede?— Dejo escapar un pequeño suspiro. Es impresionante la forma en la que mi madre se las arregla para agotar mi energía cada vez que se dirige a mí.

Si bien nuestra relación jamás fue excelente, tengo la sensación de que va empeorando con el tiempo.

—Si vienes a exigirme algo con respecto a mis calificaciones, no hace falta. Estoy tratando de mejorar eso— Vuelvo a hablar mientras jugueteo con un almohadón lanzándolo continuamente sobre mí.

—No es por eso. Y hoy simplemente entro más tarde— Responde ella. Su cabello largo y oscuro se ve igual de arreglado que siempre. Su maquillaje provoca que el color de sus ojos resalte más, y luce muy bien vestida; como de costumbre, su figura se luce a la perfección. Ella no es de las personas que quieren «Dejarse estar».

—¿Entonces qué?— Pregunto de forma tosca.

—Cambia el tono, Candy. No estás hablando con una amiga— Se cruza de brazos—. Vengo a hablar sobre tu padre. Me dijo que lo bloqueaste.

—Ah, sí. No quería responder los mensajes en donde fingía que se preocupaba por mí— Me encogí de hombros.

—Bien, eso me da igual. Aunque no quieras, debes hablarle, y ser amable. No olvides que él está aquí especialmente por ti.

—No es mi problema— Canturreo, haciéndola enfadar—. Yo no le pedí nada.

—Creo que aún no eres muy consciente de que el hecho de que quizás vayas a vivir con él sigue en pie a la perfección— Me mira con seriedad—.  Si no quieres recuperar el vínculo ahora, no te preocupes, lo harás en la ciudad en la que él vive.

Endulzando a Candy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora