Capítulo 11 | Ella es peor

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Capítulo 11: Ella es peor

—Yo pregunté primero— El tono de mi voz suena ligeramente más tosco de lo que tenía planeado.

Observo a la persona frente a mí de arriba hacia abajo. Su cabello es castaño claro, casi rubio, y tiene unos ojos llamativos. Lleva una coleta alta, es unos centímetros más baja que yo y parece estar por irse debido a que está muy bien arreglada.

Efectivamente, recuerdo haberla visto en la escuela, pero...

—Pues, esta es mi casa— La chica se cruza de brazos.

Espera, ¿Qué?

Siento a mi cerebro trabajar a mil por hora tras su comentario, ¿Enzo tiene dos hermanas?

Odio tener tan poca memoria.

—Ah— Me río un poco para aliviar la situación, debido a que ahora ella también está a la defensiva. Genial, no dejo de empeorar las cosas.

—Tú debes ser la nueva niñera... Soy Danielle.

—Yo soy...

—Sí, se quién eres— Me interrumpe—. Te conozco del instituto.

Lo sabía. Aunque, si me conoce...

—Haré como que no escuché cientos de cosas de ti, ¿Está bien?— Se apoya en el marco de la puerta—. De todas formas, tengo una gran pregunta para hacerte.

—No, no amenacé con golpear a una chica en el baño— Ruedo los ojos.

—No, eso no— Hace una mueca—. Iba a preguntarte en dónde está mi hermana.

¿Su...?

Me doy vuelta a gran velocidad y efectivamente el pequeño ser insoportable ya no está detrás de mí.

Ahora comprendo por qué nos rodeaba tanto silencio.

Me alejo de la puerta de entrada y la busco con la mirada por el pequeño jardín delantero de la casa, pero finalmente la encuentro en la casa de al lado arrancando más flores.

¿Qué problema tendrá esta niña con matar plantas? De repente tengo muchas ganas de atarla a una silla para que se quede quieta y callada.

—¡¡¡Alexa!!!— La llamo incorrectamente apropósito para que de esa forma me preste atención. Recibo una mirada de enfado de su parte y finalmente se acerca.

—Es Alessia— Vuelve a corregir.

—Podría llamarte arranca-plantas si quiero— Alzo una ceja, y sin oír alguna replica, ambas volvemos a la puerta de su casa. La hermana de Enzo nos deja pasar, para luego irse. Pero antes, se despidió de mí con un horrible comentario:

—Suerte soportándola— Curva una sonrisa—. Vaya castigo te asignaron.

En seguida mi odio por Enzo incrementa. No debería haberle dibujado un caramelo, debería haber quemado su auto con él adentro.

Esto me pasa por ser tan obvia con el dibujo...

Suelto un suspiro y decido echarle un vistazo a la casa por dentro. Es pequeña, pero está decorada de una forma bastante agradable a la vista. Mi curiosidad me lleva a ir hacia el piso de arriba, en donde hay dos habitaciones.

—¿Qué haces? ¿Vas a robarte algo?— No noté que Alessia me había seguido por toda la casa.

—No necesito robarme nada, niña— Me cruzo de brazos. Tolerancia, necesito tole...

—¿Por qué eres mi niñera?— Ahí vamos de nuevo con la ronda de preguntas.

—Estoy haciéndole un favor a tu hermano— Le respondo mientras bajo por las pequeñas escaleras. Sin pensarlo dos veces, tomo mi teléfono móvil y busco en google «¿Cómo mantener entretenido a un niño de ocho años?»

Endulzando a Candy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora