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Draco Malfoy.

Harry se veía tan tierno con su rostro sonrojado, se veía feliz y nervioso.

¿Quién diría que el impulso de decirle lo que en realidad sentía me iba a llevar al éxito y no al fracaso?.

-Esperaré a que te cambies... Si la ropa la sientes muy ceñida puedes ajustarla con tu varita para que sea cómoda.

Harry asintió suavemente, por su movimiento corporal algo torpe intuí que estaba bastante nervioso como para coordinarse normal.

Era algo divertido saber que estaba así por mis palabras.

Los elfos domésticos entraron para tender la cama de un chasqueo y limpiar el baño rápidamente sin molestarme en lo absoluto.

La habitación era totalmente diferente a la de la Mansión de Charleus Potter y Septimus Malfoy, esta era al igual que la otra tenía las puertas de dobles de un roble oscuro, no negro como el de la antigua Mansión.

Estaba cubierta un tapiz negro con líneas serpenteadas color plata brillante, en el centro estaba la cama de cobijas negra mate grande y a los lados se colocaban las mesas de noche de un color blanco perla de dos cajones, el primero más pequeño que el anterior.

Las manijas eran de diamante y en cada mesa arriba se colocaba una lámpara elegante color negro opaco con el vidrio tallado como los cortes de un diamante.

La cabecera era negra y alta en forma de una V algo ovalada y puntiaguda, la parte del centro estaba acolchonada y al igual que la pared era de un color negro, tallada finamente con patrones de rombos.

En cada esquina de la parte final de la cama se extendían dos columnas anchas de donde las cortinas de color vino intenso se amarraban con una cinta negra en forma de moño.

El suelo era de roble oscuro y había una alfombra de piel de oso pardo frente a lo que era la pequeña sala que la gran habitación tenía del lado del centro a un metro y medio de la cama.

Dos sillones de respaldo alto aterciopelados del color de la cortina (Rojo vino intenso),  junto con una mesa de cristal ovalada de patas café oscuro, unos tonos más claros que el suelo.

Frente a la cama había dos puertas de roble oscuro centras separadas por unos 50 centímetros, la de la izquierda era la de el vestidor y la de la derecha era el baño.

Del lado izquierdo se encontraban los grandes ventanales con salida al balcón.

Primero habían dos ventanas grandes con el marco sobre saliente para que alguien pudiera sentarse o recostarse para admirar los jardines que daban al frente, luego estaban dos puertas de cristal con manijas negras y continuaban las otras dos ventanas gigantes iguales a las primeras.

La forma de las ventanas es de un arco algo puntiagudo y no tenían decoración en el vidrio, por lo tanto, era ventanales que te dejaban admirar el atardecer y amanecer sin ningún problema.

Arriba de estos estaba el palo plateado que sostenía las pesadas cortinas de color negro con detalles negros visibles en patrones elegantes retorcidos.

Mi atención fue desviada de los majestuosos jardines a la figura esbelta frente a mi.

Harry lucia más que maravilloso, me dejo sin aliento ante aquel traje vino que no estaba muy seguro de donde había salido.

Sus cabellos negros estaban echados hacia atrás en un intento de peinarse porque algunos cabellos ya se estaban revelando cayendo en suaves ondulaciones hacia su frente haciéndolo ver más... Reluciente.

•°100 𝑅𝑎𝑧𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑃𝑎𝑟𝑎 𝐴𝑏𝑟𝑖𝑟 𝐿𝑜𝑠 𝑂𝑗𝑜𝑠•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora