Harry Potter.
Me había sentado sobre sus muslos quedando de frente a frente con Draco, me había llegado un lo que para mi era un deja vú en donde estábamos riendo mientras soplábamos los dientes apenas con unos cuantos de estos en el pasto.
Cada vez que se soplaba uno pedía un deseo... y como sus flores volaban con sus semillas al cabo de unos meses el lugar se convirtió en un campo de estos por la cantidad de veces que arrancaba uno para pedir deseos tontos y que solo hicieron reír a Draco.
"-Sopla Draco.".-Ordene colocando una flor frente a él.
"-¿Para qué voy a soplarle a la pobre flor?, ¿Para matarla y dejarla toda pelona?."-Pregunto burlonamente Draco.
Entrecerré mis ojos mirándolo con pereza antes de que yo le soplara a esa flor deseando que Draco intentara soplar al menos una.
"-Cuando soplas todo se cumple, soplas las velas de un pastel y pides un deseo, ¿Recuerdas cuando tu madre te sopló por el raspón que te diste en la mano cuando nos descubrió muy cerca?"
"-¿Eso que tiene que ver con soplar?."-Preguntó Draco con su típica cara antipática.
Rodé los ojos mientras estiraba mi mano para poder arrancar uno de los dientes de león cerca de mi.
"-Que cuando vio tu herida le soplo para que te dejara de doler, por ende soplar es desear...entonces sopla uno y pide algo"
Murmure mientras colocaba el diente de león frente a nuestros rostros y cuando él abrió la boca para soplar yo le gane soplando con mucha fuerza.
"-¡Potter!".-Gritó Draco intentando escupir con asco los dientes de león que entraron a su boca.
Ante ese deja vu solté una pequeña risa discreta.
-¿De que te ríes?.-Preguntó Draco ciñendo sus brazos alrededor de mi cintura.
Coloque un más dientes de león entre su cabello rubio tan suave, Draco estaba tranquilo con los ojos cerrados dejando que el sol le diera en su piel tan pálida.
-De cuando te caíste y te raspaste la mano...y de la primera vez que estuve aquí.
Cuando termine deslice mis manos por sus mejillas para apretarlas levemente, sus mejillas eran tan suaves que podrían pasar por la porcelana.
-¿Cómo olvidar el día en que Harry Potter masacró a los pobres dientes de león?.
Solté una risa ligera.
-¡Oye te di todo un campo de dientes de león!.
-A costa de matar a un montón de florecitas inocentes.
Bufé divertido.
-Bueno, tú traes una corona de un montón de esas florecitas muertas entre tu sedoso cabello de princesa.
Draco rodó los ojos.
-No puedo creer esto.-Murmuró Draco abriendo lentamente sus cristalinos ojos grises.
-¿Creer que?.-Pregunté ladeando mi cabeza para sentarme a su lado
-¿En qué momento me dejaste de mostrar tus dientes de león furioso para empezar a soplarlos con esa estúpida sonrisa?.
Me encogí de hombros.
-Me toca ponerte a ti también tu corona.-Aclaró Draco empezando a arrancar con sumo cuidado los dientes de león que tenía cerca.
A diferencia de él yo no cerré los ojos, me le quedé viendo fijamente detallando con sumo cuidado cada detalle de su rostro.
Me gustaba ver cómo sus ojos grises destellaban con el sol dándole un aire celestial, de hecho de observar con tanto detalle me percate que un ojo de Draco era ligeramente celeste por la parte de abajo degradándose poco a poco a ese gris ceniza que se convertía en plata líquida cuando estaba emocionado.
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•°100 𝑅𝑎𝑧𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑃𝑎𝑟𝑎 𝐴𝑏𝑟𝑖𝑟 𝐿𝑜𝑠 𝑂𝑗𝑜𝑠•°
Fanfiction°°°° En corrección de ortografía °°°°°° Un matrimonio obligado entre Harry y Draco en donde gracias a Ron, Draco está dependiendo de un hilo. Durante una noche entera Harry se pone a decirle 99 razones para que Draco abra los ojos. La razón numeró 1...