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Draco no esperó ni un minuto más para correr hacia Harry quien temblando aceptó el abrazo necesitado que su esposo le estaba ofreciendo.

Ambos tenían el corazón acelerado.

Draco había traído el pastel que le iba a dar a Harry para celebrar que sus manzanitas habían nacido y en ese instante se estaba lamentando un poco por no haber exigido tener a más aurores cerca.

-Tus heridas.-Murmuró Draco viendo el vientre manchado de Harry.

Con cuidado Draco se inclinó para cargar a Harry quien siseo del dolor.

Harry había escuchado el alboroto de afuera y con miedo se había acurrucado con sus bichitos en la cama protegiéndolos como podía, al menos hasta que escucho la voz de Draco.

Con lentitud se había parado, lentamente avanzado tan rápido como el punzante dolor le permitía y cuando había llegado casi a la puerta lo escuchó.

"Avada Kedavra"

El corazón se le había detenido y las lágrimas dolorosas habían abandonado sus ojos.

Él no había sido capaz de detener eso...

Con dolor y lleno de temor Harry había girado la manija esperando encontrarse con la desgarradora escena de algo que ni quería mencionar.

Pero gracias a la bendita suerte que parecía siempre odiarlo, su Dragón estaba intacto.

Que gran susto se había llevado y el día se había amargado un poco por aquel incidente pero después de que verificarán las puntadas y las cosas se tranquilizaran Harry y Draco ya estaban tranquilos disfrutando de ver como Scorp tomaba leche del pecho de Harry.

-Me preguntaba...-Murmuró Harry rompiendo el silencio cómodo que había en la habitación.

Draco dejó de mirar el rostro dormido de James para volver a ver a Harry.

-¿Qué?.-Preguntó el Sytherin con una voz melodiosamente tranquila.

-Si tu podrías también darles de comer.-Susurro Harry ladeando su cabeza hacia el lado opuesto de la cabeza se Scorp.

Un silencio inundó la habitación.

-¿Quieres que tome los viales para la leche materna? .-Cuestionó Draco levantándose del incómodo sillón café de la habitación para acercarse a la cama de Harry.

Harry dejó de ver como Scorp comía lentamente y sin prisas para mirar el bello rostro de su esposo.

-Aja.-Aclaró sin mucha importancia.

Draco curveo sus labios en una sonrisa suave.

-Me parece lo más justo.-Comentó sentándose en el pedacito de camilla que Harry no ocupaba.-¿Ya te duelen menos la herida?.

Harry tomó aire lentamente y con cuidado ya que la cosida de su herida le dolía cada que suspiraba o tomaba aire y lo retenía.

No era un dolor insoportable pero era castrante.

-Un poco.-Murmuró el azabache regresando su atención al pacifico rostro de Hyperion.

Draco suspiró y con su mano volteo el rostro de Harry para poder ver aquellas maravillosas esmeraldas.

Sin palabras ambos se miraron y transmitieron todo el torrente de emociones que tenían.

Por un lado estaba serios por el incidente de Nathan pero tranquilos porque estaban con sus hijos, ansiosos porque Nathan casi acaba con Draco y aquella sensación de casi perder a lo que más amaban en ambos se había quedado como un mal sabor de boca que no los dejaba estar tan felices como en un principio.

•°100 𝑅𝑎𝑧𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑃𝑎𝑟𝑎 𝐴𝑏𝑟𝑖𝑟 𝐿𝑜𝑠 𝑂𝑗𝑜𝑠•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora